miércoles, 23 de mayo de 2012

MEMORIAS DE UNA VIUDA DE JOYCE CAROL OATES

En esta novela autobiográfica que constituye un documento desgarrador y auténticamente sincero, Joyce Carol Oates nos narra  sus penalidades más íntimas durante la enfermedad de su marido y después de su muerte, al quedarse viuda, su dolor lacerante, su desconsuelo. La autora expone más que en ninguna otra de sus obras toda su intimidad de la que siempre ha sido tan celosa, al descubierto.

Desde el principio, su experiencia se podría condensar en un sentimiento nuevo para ella: una  enorme vulnerabilidad, el desmoronamiento de toda la estabilidad y confianza en la vida que tenía; nos logra transmitir la sensación de que todo lo que tenemos puede desaparecer por completo y dejarnos desvalidos cuando lo nunca previsto, lo inesperado irrumpe en nuestras vidas de repente.

Nos remite a lo atemorizantes que pueden ser algunos lugares comunes como un hospital con sus numerosas salas, habitaciones y personal: médicos, enfermeras, personal subalterno y nos hace llegar fácilmente el olor de la melancolía que se respira en ellos, pues  es el olor de la memoria.

El abrumador sentimiento de culpa por no haber estado con Ray, su marido, en el momento de la muerte así como la idea de que no lo ha conocido lo suficiente, -su misma proximidad le hacía distinguirlo deformado, sin objetividad- impregna las páginas de la novela. La idea de que Ray murió por negligencia médica y solo no la abandona. Un gran afán de conocer aspectos insospechados de Ray invade a Joyce cuando se queda viuda. Ansía descubrir cosas sobre él que, supuestamente, por negligencia o falta de interés y de tiempo nunca llegó a sospechar. Ésto la lleva a releer sus escritos, incluso una novela inacabada de hace más de diez años que se ocultaba en el fondo del armario mientras la sensación avasalladora de haberle fallado la inunda. 

Todo le recuerda al ausente y en su casa tiene numerosas habitaciones que ella llama "fantasmas" a las que se ha prohibido entrar. Tampoco puede cocinar ni comer normalmente pues la idea de hacerlo sola le repele. Sólo su trabajo como profesora en la universidad la estabiliza y constituye para ella una especie de oasis en medio de un desierto devastador, haciéndole sentir que todavía puede realizar cosas de valor, que no está acabada, ya que como ella dice: "Navegamos siempre a la deriva y en la incertidumbre. Nada se queda a nuestro lado. Esta es nuestra condición natural y, sin embargo, es completamente opuesta a nuestras inclinaciones: ardemos en deseos de encontrar un terreno firme y una base segura y definitiva sobre la que construir una torrre que llegue hasta el infinito, pero la tierra se abre hacia el abismo".

La idea del suicidio invade el ánimo de la viuda. Es la posibilidad de una vía de escape (aunque sin retorno) al doloroso mundo en que se ha convertido su vida. La idea está ahí. La posibilidad de utilizar esa escapatoria es consoladora en extremo. La viuda, sin embargo, en su fuero interno no quiere el suicidio, por lo que establece un continuo coqueteo con él sin llegar nunca a decidirse, pero hace acopio de pastillas para dormir y otros fármacos por si acaso en un futuro pudiera necesitarlos, hasta que poco a poco va encontrando, a tientas, las suficientes fuerzas para reanudar de nuevo su vida.

Memorias de una Viuda analiza minuciosa y completamente el dolor en el que queda inmersa Joyce Carol Oates tras la enfermedad y posterior muerte de Ray. La terrible soledad y añoranza que la invaden. Pero no son sólo unas memorias de pérdida y duelo, sino que para la autora, como para todos los que lloran a un ser querido, la única forma de sobrevivir es a través de los demás, lo que hace que esta obra sea un documento inédito y valiente que apuesta siempre por los innumerables resortes que tiene el ser humano para rehacerse de la desgracia. La autora nunca había publicado nada tan personal y tan sincero, nada tan íntimo y real. Una narración que nos sobrecoge y nos hace conocer mejor a esta gran escritora de las letras americanas. 


jueves, 3 de mayo de 2012

LOS JEFES. LOS CACHORROS DE MARIO VARGAS LLOSA

Los Jefes, Los Cachorros son relatos primerizos de Mario Vargas Llosa donde ya se pueden apreciar todas las destrezas narrativas que harían de su autor un gran escritor.

Algunas historias constituyen ritos de iniciación como Los Jefes, relato de pasión y rebeldía juveniles. En él un grupo de muchachos de cursos superiores de un colegio se rebelan contra la arbitrariedad del director, que se niega a proporcionar horarios para los exámenes y así poder examinar en cualquier momento a los alumnos. Pero en esta sublevación inusitada uno de los cabecillas emplea la violencia contra los más pequeños del colegio y se desata el pánico. La rebelión será abortada y los sublevados tendrán un castigo ejemplar. Es el comienzo del despertar a la injusticia y la incomprensión, así como a la interiorización de que muchos esfuerzos e ilusiones no siempre se ven recompensados con los logros soñados. Los Jefes es un cuento de juventud que destila pasión y violencia ante la tiranía y la opresión de los poderosos.

En otros relatos como en el Desafío se expone con pasión una lucha dónde la vida no tiene mucha importancia. Serán las pasiones y los gestos heroicos los que tienen preponderancia sobre la propia vida. Es la apuesta insensata de un momento de pasión y heroicidad dónde la vida no es más que un instrumento para ganar el sello del prestigio ante los iguales. El Desafío es el relato vibrante de un duelo a cuchillo entre dos hombres, un combate que llena de tensión la atmósfera dónde los combatientes elaboran una danza macabra que tiene como culminación acabar con la vida del contrario.

El tema de El Hermano Menor es el de la venganza equivocada, la historia de un terrible error que acaba injusta y despiadadamente con la vida de un hombre. Inútiles resultarán la ira y las lamentaciones después de un acto precipitado y brutal.

Una competición esforzada entre dos contrincantes que se juegan el amor de una muchacha será el escenario de Día Domingo, dónde el ansia de ganar  lleva casi a perder la vida a los dos oponentes, pero será para el vencedor, que salva al otro muchacho de una muerte cierta, para el que suponga la prueba un rito de iniciación, una nueva vida dónde todo parece sonreirle.

Un Visitante narra magistralmente la historia de una traición. El Jamaiquino es soltado de la cárcel con la condición de tender una trampa y entregar a Numa, a quién busca la policía. Pero los delatores no son del agrado de nadie, ni siquiera de la policía que le abandona a su suerte en medio del bosque.

Los Cachorros constituye el relato culminante del libro y parece estar basado en una historia real narrada con profunda nostalgia. Cuéllar, un muchacho que se queda impotente después del ataque de un sabueso, experimenta a consecuencia de ésto un cambio radical en su vida. Pero será en la edad adulta dónde adquiera plena conciencia de su condición y, a partir de ahí, comienza a jugarse la vida y a tener terribles accidentes hasta que se mata. Sus amigos lamentan su pérdida, pero nadie ha podido hacer nada por evitarlo y la vida sigue su curso.

Los Jefes. Los Cachorros son historias de pasiones y ritos que se llevan a cabo para dejar constancia de una gesta, que sin el sabor de la victoria o el fracaso, sin la apuesta insensata de un momento de heroicidad dónde la vida no parece tener valor alguno, carecería de sentido.