lunes, 12 de enero de 2015

EN LA ORILLA DE RAFAEL CHIRBES

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Sirviéndose de la primera y la tercera persona, el estilo indirecto libre y el monólogo, además de diversas voces que van tomando la palabra, Rafael Chirbes nos ofrece un fresco variado y completo, un microcosmos representativo del conjunto del país. El lector avezado que es Chirbes reutiliza con sagacidad nuestra tradición literaria, haciéndola suya, sobre todo el motivo calderoniano de la existencia como representación teatral; y en el logrado desenlace el tema del ubi sunt, remedando las coplas de Jorge Manrique. 

La obra por lo que se refiere al tratamiento del cuerpo, a su envejecimiento y podredumbre, se nutre también de la pintura de Francis Bacon y Lucien Freud, como en su anterior obra. De cómo el mundo aparece gobernado por los pecados capitales: la avaricia, la ira, la lujuria y la gula sobre todo. Por ello, podría emparentarse la narración con la pintura de El Bosco o con algunas obras de Brecht y Kurt Weill. Una gran novela que no deberían dejar de leer quienes quieran entender mejor el terrorífico arranque del siglo XXI; un tiempo sin dioses, plagado de trepas y seres corruptos, en el que el capitalismo financiero, con la complicidad de los gobiernos conservadores y la pasividad de los socialdemócratas, ha ido acabando con el estado de bienestar.

Hay libros que se leen como purgas, como latigazos que le conmueven a uno hasta lo más hondo y éste es uno de ellos. Chirbes como tantos grandes novelistas desde Balzac a Faulkner viene escribiendo el mismo libro -o la misma "comedia humana"- desde hace muchos libros, y En la Orilla volvemos a encontrarnos con todos sus temas: desde las ilusiones colectivas perdidas a los engaños individuales aceptados; desde los meteóricos ascensos a las más fulminantes derrotas y abandonos, desde los mecanismos nada sutiles de la explotación, a la angustia universal de la irreversibilidad del tiempo.

Ahondando en el carácter depredador de la condición humana, el valor resolutivo del dinero o la decrepitud de la vejez, esta novela, de lectura torrencial e imprescindible, nos sumerge en un derrumbe social de imprevisibles consecuencias morales. Con un inmejorable desarrollo psicológico de los personajes, esa desazonante intriga anclada en la oscura posguerra y una muy lograda atmósfera asfixiante, estas páginas impresionan en la honesta dignidad de una crítica social planteada sin prejuicios ni maniqueísmos. Pero ésta no es sólo una novela sobre la crisis, porque aborda también algunos lacerantes aspectos de nuestra desorientada época, como la explotadora globalidad comercial o una tiránica telefonía móvil síntomas aquí de una moderna, árida deshumanización del presente.

Chirbes muestra su pesimismo más radical haciendo emerger del fango una sociedad que es a la vez víctima e inductora de la crisis moral. En estas páginas, el documento ha sido sustituído por una indagación de la naturaleza humana llegando a la más alta expresión del realismo. Si con Crematorio se metió en el tuétano del pelotazo inmobiliario, aborda ahora la metástasis de aquel cáncer, su turbadora resaca tras la explosión de la burbuja de ladrillos y millones. Unos fuegos de artificio que sólo dejaron desolación. Recorre el paisaje después de la batalla para contar como el bosque de grúas de su anterior novela se transforma en un cementerio de esqueletos de hormigón y esperanzas y dignidades quebradas.

Las voces de los personajes levantan una radiografía del fracaso. Nos cuentan por qué han acabado sus ilusiones rotas. Nos dicen lo que está pasando hoy en la calle. En la Orilla es la anatomía de la crisis. Refleja con maestría un mundo de derrrotados que viven en una sociedad triste, movidos por las pulsiones del poder, el sexo y el dinero. Todos los que piensen que en el realismo social no hay estética literaria que valga tendrían que leer a Chirbes para convencerse de lo contrario. En la Orilla es un monumental fresco barroco de la España actual, concebido con deslumbrante rigor sintáctico. De la novela parten terminales en todas direcciones con sonido coral de fondo, el orfeón va dando paso a diferentes solistas que cuentan la historia desde distintos ángulos: Por el relato desfilan el dinero -ésta es una novela sobre el vil metal- la corrupción, el terrorismo, la inmigración, el desarraigo, la prostitución, el fracaso existencial, la ambición sin límites y un pantano que lo preside todo y que sobrevuela la historia como un símbolo del fango y la podredumbre que han envuelto los últimos años del país.

En la Orilla es una novela densa que encierra tensión en cada párrafo. Las palabras afiladas como cuchillos se agolpan a veces de modo obsesivo en largos monólogos; otras veces son las narraciones en primera y tercera persona las que se ocupan del relato, que va desvelando los fantasmas de una existencia gris, las decepciones y el derrumbe familiar. Hay un realismo duro en las páginas de este libro pero también una renovación contemporánea.  Hay una verdadera estética del deterioro e incluso un manierismo en su descripción y una metaforización de la podredumbre moral como un trasunto de la podredumbre física que se inaugura en la primera línea de la primera página: El primero en ver la carroña es Ahmed Oualahi". Y está la sabiduría del escritor en el arte de narrar, de pasar de la tradicional y convencional tercera persona omnisciente a la primera o de ambas a los diálogos.

No se toma la palabra para ejercer una catarsis, sino para sacar la desolación a la plaza pública y que esa desolación sea un acto. Chirbes se inscribe en la olvidada estética de los Max Aub del mundo y comparte, de algún modo, el marxismo poético y cruel de los que vivieron la guerra en primera persona : generación de la derrota y la bilis pero también de esa lucidez del aguafiestas que tanto incomoda a los de las burbujas. La lucidez del aguafiestas se clava como astilla en la córnea del lector que busque amabilidades en la literatura. Esta lectura no es amable sino imprescindible.

LA MUJER HABITADA DE GIOCONDA BELLI

La Mujer Habitada sumerge al lector en un mundo mágico y ferozmente vital en el que la mujer, víctima tradicional de la dominación masculina, se rebela contra la secular inercia y participa de forma activa en acontecimientos que transforman la realidad. Partiendo de la dramática historia de Itzá que por amor a Yarince muere luchando contra los invasores españoles, el relato nos conduce hasta Lavinia, joven arquitecta moderna e independiente que al terminar sus estudios en Europa ve su país con ojos diferentes.

Mientras trabaja en un estudio de arquitectos, Lavinia conoce a Felipe y la intensa pasión que surge entre ambos es el estímulo que la lleva a comprometerse en la lucha de la liberación contra la dictadura de Somoza. Rebosante de un fuerte lirismo, La Mujer Habitada mantiene en vilo al lector hasta el desenlace final.

Gioconda Belli es una poetisa y novelista nicaragüense que formó parte del Frente Sandinista de Liberación Nacional, y cuya oposición a la dictadura del general Somoza la llevó a una condena a prisión y al exilio político. Después del triunfo sandinista ocupó distintos cargos en el gobierno, abandonando todos ellos ellos para escribir ésta, su primera novela.

La Mujer Habitada nos habla de dos épocas y de dos mujeres cuyas vidas tienen varios nexos de unión en común como es la lucha contra el poder vigente: Itzá, una indígena que en primera persona nos narra la época precolombina y su lucha contra los colonizadores españoles para defender su raza y Lavinia, joven de los años setenta, cuya historia y evolución personal conoceremos a través de un narrador omnisciente. En un lugar ficticio, Faguas,  con el Gran General como dictador y con el Movimiento de Liberación Nacional luchando por un cambio, la analogía con Nicaragua, Somoza y el Frente Sandinista es clara y evidente.

Dos historias que se combinan y se complementan, dos mundos paralelos para enseñarnos que la vida es un ciclo, que la historia se repite y que, precisamente por ello, debemos siempre aprender de nuestro pasado por muy lejano y ajeno que nos parezca. Dos historias, que por muy dispares que aparenten ser, nos muestran la resistencia, la fuerza, la solidaridad, y muy especialmente nos enseñan que en cualquier época los sacrificios son necesarios para lograr un cambio que siempre  es posible.

Con unos personajes, tanto principales como secundarios llenos de vida, magistralmente definidos, la evolución de todos ellos avanza conforme avanza la lectura, de modo que crecemos con ellos. La profundidad de los personajes es especialmente palpable en algunos secundarios, como los padres de Lavinia, que aunque apenas aparecen en la novela salvo en los pensamientos que sobre ellos tiene su hija, no es ello óbice para que queden perfectamente trazados en su forma de vivir y entender el mundo.

La autora describe minuciosamente las dudas y las luchas internas de sus personajes, de modo que es imposible no viajar también nosotros al interior de Lavinia a la par que al nuestro y vernos reflejados en sus contradicciones y en su lucha por superar su propia historia.

La prosa de Gioconda Belli está llena de poesía, siendo de un lirismo casi musical. Su forma de escribir es elegante, sensible, culta, dulce incluso en los momentos más crudos de la novela que son muchos. Es, sin duda, un placer leer libros tan bien escritos como éste, que te hacen disfrutar no sólo de la historia, sino de la narración en sí misma y eso que en ocasiones el vocabulario y la forma de expresarse se nos pueden hacer un tanto extraños por las expresiones y giros propios del español de Latinoamérica.

Una novela en la que se mezclan historia y ficción, realidad y magia y en la que se tratan temas no sólo políticos, sino que nos habla también de amor, de pasión..... "Los dos tenían escrita en la mirada la noche de desnudez en que soltarían las amarras y naufragarían juntos".

Nos habla de rebeldía, de naturaleza, de diferencias sociales, de ricos y pobres y de feminismo. Sublime parece este párrafo a cuenta del papel secundario de la mujer: "yo podía combatir, ser tan diestra como cualquiera con el arco y la flecha y, además, podía cocinar y bailarles en las noches plácidas. Pero ellos no parecían apreciar estas cosas. Me dejaban de lado cuando había que pensar en el futuro o tomar decisiones de vida o muerte, y todo por aquella hendidura, esa flor palpitante, color de níspero que tenía entre las piernas".

La Mujer Habitada es una historia que atrapa de principio a fin. Es la lucha de dos mujeres que denuncian y combaten no sólo la opresión del pueblo, sino también la opresión de la mujer. Una novela que nos recuerda que siempre se puede luchar por un mundo mejor y más justo y nos insiste en que la resignación nunca es ni la solución ni el camino para llegar a ese mundo.

La novela de Gioconda Belli nos muestra muy especialmente la necesidad de vivir habitado, ya que sólo así conseguiremos una vida plena, en contraposición a una vida vacía e indiferente que viene a ser una muerte en vida. Porque...nadie que ama muere jamás.