
Pero el autor no se centra meramente en el aspecto histórico, sino que ahonda y profundiza en el alma y la personalidad de sus personajes, haciéndolos próximos y entrañables. Asistimos, de este modo, al espectáculo de un hombre de grandes contradicciones, con enorme intuición para aprovechar los momentos propicios y sacarles partido, logrando ser un gobernante querido y aclamado por el pueblo; un gobernante que enfervorecía a las masas pero, por otra parte, se nos muestra a un emperador disoluto, con una enorme debilidad por las mujeres y que aunque sólo se casó dos veces tuvo un gran número de amantes y casi cien hijos.
Pero Pedro I no es el único protagonista de El Imperio Eres Tú, también lo es su primera esposa, Leopoldina, archiduquesa de Austria y emperatriz consorte de Brasil, cuya inteligencia, personalidad y buen gobierno quedan admirablemente descritas por Javier Moro en este ensayo y colocan a la emperatriz en un lugar relevante, resaltando el hecho de que gracias a Leopoldina, Pedro consolidó y aglutinó su imperio; era ella, en realidad, la que se reunía con los ministros para tomar las decisiones mientras su marido estaba con su amante, Domitila de Castro, ajeno a los intereses de estado y también a los de la propia Leopoldina, que vivía sumida en la tristeza por el abandono y traición de Pedro y acobardada por las intrigas palaciegas que conspiraban en su contra ya que la consideraban una extranjera.
Pedro llegó al extremo de construir un palacio a Domitila enfrente del de San Cristóbal, donde residía Leopoldina y la hizo dama de compañía de la emperatriz colocándola por encima de ella en poder y riqueza. Sin embargo, Leopoldina soportó estoicamente tanto las infidelidades de su marido como las injusticias de que era objeto por parte de todos los cortesanos y siguió muy a su pesar viviendo en ese país del que era emperatriz y dónde el pueblo, que sabía de su infortunio y que nunca se lo perdonó al emperador, siempre la adoró.
Por otra parte, Javier Moro nos hace una auténtica inmersión en el ambiente denso, vibrante y sumamente exótico de la Amazonia donde nos vemos rodeados de palmeras, buganvillas, epes con sus flores malva que contrastan con el verde oscuro de las montañas altas y redondas. Las descripciones son tan exactas y evocadoras que de su mano logramos adentrarnos y casi tocar ese exuberante paisaje tropical.
Descubriremos que la idea de crear Brasilia la tuvo el estadista José Bonifacio, mano derecha del emperador y una gran cantidad de datos curiosos que siempre gusta conocer como los orígenes de los carnavales; la devoción de Pedro I por el Quijote; las relajadas costumbres de la Corona respecto al sexo en aquellos tiempos; la posibilidad de haber tenido en el siglo XIX un emperador de toda la península Ibérica, etc.
El autor ha creado un ensayo histórico-biográfico detallista en extremo, aunque obviando datos de estudio que pudieran resultar aburridos al lector de narrativa y aportando, a su vez, calidez y rítmo a la prosa, que resulta espléndida con algunos diálogos de vez en cuando.
Un Premio Planeta extraordinariamente merecido el de Javier Moro.
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