miércoles, 12 de septiembre de 2012

MISIÓN OLVIDO DE MARIA DUEÑAS





Al igual que en su primera novela, Entre Costuras, en esta segunda novela Maria Dueñas crea una obra que reúne todos los ingredientes del best seller, seguramente con el ánimo de no defraudar a sus miles de seguidores: amor, intriga, misterio con base histórica bien documentada son algunos de los ingredientes en los que se basa su autora para atrapar la atención del lector, todo ello escrito en la prosa atrayente y facil a que nos tiene acostumbrados.
 
Su protagonista esta vez es Blanca,  una profesora madrileña de mediana edad que después de veinte años ve desplomarse su matrimonio al esperar su marido un hijo de su amante Eva, veinte años más joven que él y dejar el domicilio conyugal. El tercer hijo de Alberto, su marido, el que no quiso tener con ella a pesar de su insistencia. Para alejarse de tan tumultuoso presente Blanca intenta escapar de Madrid y de todo su entorno obteniendo una beca para trabajar en la Universidad de Santa Cecilia en California, dónde su cometido consistirá en poner en orden los materiales dejados por Andrés Fontana, un antiguo profesor que muríó en un trágico accidente treinta años antes. Así pues tiene la tarea de recuperar la memoria enterrada de un hombre olvidado.
 
Blanca conocerá a una serie de personas que poco a poco le hacen irse distanciando de su atormentado mundo interior: Fanny, una empleada de la universidad que acude a recibirla al aeropuerto,  Darla Stern, su madre y antigua secretaria del departamento, una mujer impedida y estrafalaria que se esconde tras unas gafas de sol y un pelo teñido de un rubio imposible para sus años y que mantuvo una relación sentimental con Andrés Fontana,  Rebeca Cullen actual secretaria del Departamento con su vida silenciada acerca de su marido Paul ahora enfermo de Alzheimer y con quien Blanca establecerá una estrecha amistad, Luis Zárate, el joven y atractivo director con el que pronto  se crea una gran complicidad pero sobre todo Daniel Carter, un reputado y prestigioso hispanista será el que más la ayude en su cometido de desentrañar el legado del antiguo profesor Fontana.
 
La novela consta de tres historias diferentes pero íntimamente entrelazadas. La de la propia Blanca con su matrimonio dislocado en Madrid  e intentando a través de un nuevo trabajo en California y un escenario distinto curar sus recientes heridas transcurre en el presente, mientras que la historia de Andrés Fontana y sus comienzos transcurrirá en la España de 1930 cuando Alfonso XIII se exilia y llega la segunda República. María Dueñas nos traslada a la España convulsa y agitada de esos años cuando la Universidad de Madrid carecía aún de un núcleo común y tenía repartidos por la capital numerosas instalaciones en su mayoría vetustas u obsoletas. Nos relata la autora como la Ciudad Universitaria estaba aún en fase de construcción, inmersa en un largo proceso que había comenzado en 1927, impulsado por el ideal de Alfonso XIII de dotar a la capital de un recinto universitario similar a los norteamericanos en el que primaría la planificación integral, la arquitectura funcional y las amplias zonas destinadas a deportes y esparcimiento. De esta manera, y con el pretexto de la historia del antiguo profesor María Dueñas nos relata la historia de la Ciudad Universitaria y especialmente, de la Facultad de Filosofía y Letras de entonces que estrenaba una reorganización de sus enseñanzas y contaba con eminentes profesores: Américo de Castro, Ramón Menéndez Pidal, Xaber Zubiri, Tomás Navarro Tomás, Pedro Salinas, Rafael Lapesa. Esa fué la Universidad que conoció Andrés Fontana: una institución que se esforzaba por modernizarse y que poco a poco había ido avanzando desde la atrofía más pertinaz hasta una pujanza moderada pero, ciertamente, esperanzadora.
 
La última historia, la de Daniel Carter, transcurre en la España de finales de los cincuenta en busca de datos para su tesis doctoral sobre el escritor todavía vivo Ramón J. Sender y su novela Mister Witt en el Cantón, una obra sobre el afán independentista y revolucionario de la ciudad de Castagena. De esta manera la autora nos hace visitar Aragón, y especialmente, Chalamera y aquellos lugares en que había vivido su niñez Ramón J. Sender y que siempre perdurarían en su memoria: Alcolea de Cinca, bajo la montaña que parecía cortada a cuchillo, Tauste dónde emplazaría su Crónica del Alba revisitando aquel amor de infancia por Valentina. Siguiendo el recorrido de Daniel Carter de Aragón pasamos a Navarra, de Navarra a Castilla la Vieja, de la Vieja a la Nueva. Quedamos subyugados como él por todo lo que le sale al encuentro: capitales de provincia con calles mayores, yugos y flechas, con casas nobles y casas menos nobles y casas que de noble apenas tenían nada, entre charcos mercados y barrios. Daniel Carter encuentra en los pueblos y los campos escenarios en los que casi siempre aparecían recurrentes los mismos personajes: niños con mugre, mujeres que andaban con canastos sostenidos mágicamente sobre sus cabezas, cerdos y gallinas por las calles embarradas y hombres con boinas y sin dientes a lomos de mulas viejas. En el norte encontró piedra, cal a medida que avanzó hacia el sur, pero las diferencias nunca eran sustanciales, atraso y miseria en una España que sólo cinco años antes había logrado alcanzar la misma renta per cápita de antes de la guerra ya por entonces lastimosamente escuálida.
 
María Dueñas contrapone esa imagen lastimosa de la España que encuentra Daniel Carter con la de la patria que había dejado al partir: una nación próspera y dinámica en la que el baby boom estaba en el punto más glorioso y en la que los ciudadanos asentaban sus casas modernas con optimismo  en las zonas arboladas de los suburbios. Un país en el que los Ford Fairlane y los Chevy Impala llenaban las calles y en el que los electrodomésticos ya no eran objetos de lujo sino aparatos básicos para las rutinas caseras más cotidianas. Una América consumista y contradictoria en la que el bienestar y el entretenimiento convivían con la paranoia anticomunista, los coletazos de la segregación racial y la amenaza de la guerra nuclear.
 
A medida que Blanca se sumerge en el legado de Andrés Fontana se dá cuenta de que le faltan datos que no obran en su poder y de que Andrés Fontana llevaba a su vez una investigación que dejó inconclusa sobre las misiones franciscanas en California, todo apunta a que el antiguo profesor descubrió una misión que no constaba en los archivos históricos y que él llamaba Misión Olvido, una metáfora de la propia misión de Blanca en California. Sin embargo, Blanca antes de conseguir su objetivo deberá conocer de nuevo la traición, esta vez una traición diferente pero que la deja devastada.
 
María Dueñas crea una nueva novela firmemente asentada en datos históricos como lo fué Entre Costuras y que también como ésta  a través de una atractiva trama, intriga, descubrimientos hará de nuevo las delicias de sus numerosos lectores.


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