martes, 2 de junio de 2015

EL ASOMBROSO VIAJE DE POMPONIO FLATO DE EDUARDO MENDOZA

Irreverentemente divertida, transgresora y sinvergüenza hasta la última letra de la última palabra. Cuesta imaginar esa mala idea en el rostro bondadoso del escritor. El Asombroso Viaje de Pomponio Flato es una novela corta que se lee en una tarde y que al finalizar te deja un rictus malévolo en la sonrisa. 

A excepción claro, del ácido que como una batería vieja, destila una vez consumida. Eduardo Mendoza, harto de escritores noveles de novelas históricas y thrillers al uso, ha intentado (con bastante éxito) reírse de todos nosotros, de los que escriben y de los que leen, y ha recreado una novela histórica con la única de las reliquias o misterios que hasta ahora nadie se había atrevido a utilizar: la familia de Jesús, o lo que es lo mismo, José, María, Juan Bautista, sus padres, María Magdalena, el evangelista Mateo e incluso el ínclito Judá Ben Hur, que también tiene lugar en esta parodia en la que solo faltan el ángel, el burro y el buey.

Mendoza hila una historia sin pies ni cabeza, al estilo del Laberinto de las Aceitunas, pero con menos gracia y muchísima más mala idea. No se conforma, sin embargo, con una crítica acertada y necesaria a la moda literaria del momento, sino que aprovecha su punzón envenenado para acometer contra todas las religiones en menos de doscientas páginas.

Sentencias como "no hay peor gente en el mundo que los judíos...Rudos, fieros, desconfiados, cerrados a la lógica, refractarios a cualquier influencia, andan enzarzados en perpetua guerra, unas veces contra enemigos externos, otras entre sí y siempre contra Roma... Creen en un solo dios convencidos de que la protección de su divinidad les daría siempre la victoria. De este modo sufrieron cautiverio en Egipto y Babilonia en repetidas ocasiones"  o de los árabes, que tampoco se salvan "Como están obligados a convivir los unos con los otros día y noche desde la infancia hasta la muerte, tienen por norma estricta evitar una familiaridad que con toda seguridad derivaría en conflicto y degeneraría en enemistad. Comen y duermen separadamente y cada vez que se dan por el culo se hacen mil reverencias y se interesan por la salud del otro". Nabateos, griegos, romanos e incluso las tribus bárbaras del norte de Europa tampoco escapan a esta especial mirada de Mendoza.

Es la novela más ferozmente divertida de Eduardo Mendoza. Las andanzas de un detective romano en el Nazaret del siglo I. Pomponio Flato viaja por los confines del Imperio romano en busca de unas aguas de efectos portentosos. El azar y la precariedad de su fortuna lo llevan a Nazaret donde va a ser ejecutado el carpintero del pueblo, convicto  del brutal asesinato de un rico ciudadano Muy a su pesar, Pomponio se ve inmerso en la solución del crimen  y contratado por el más extraordinario de los clientes: el hijo del carpintero, un niño candoroso y singular, convencido de la inocencia de su padre, hombre en apariencia pacífico y taciturno, que oculta, sin embargo, un gran secreto. Cruce de novela histórica, novela policíaca, hagiografía y parodia de todas ellas, aquí se ajustan las cuentas a muchas novelas de consumo y se construye una nueva modalidad del género más característica de Eduardo Mendoza: la trama detectivesca original e irónica que desemboca en una sátira literaria y en una desternillante creación novelesca. Novela breve, disparatada y divertida. Probablemente la novela más divertida de Eduardo Mendoza. Protagonizada por un detective desastroso como en el Misterio de la Cripta Embrujada, El Laberinto de las Aceitunas y La Aventura del tocador de Señoras.

Está cargada de personajes que hacen sonrojar o reír y de la magia de la narrativa cómica del autor, tantas veces imitada y nunca alcanzada. Ha huido esta vez Mendoza de sus parajes barceloneses que tan bien ha retratado y conoce, para darnos unas horas de entretenimiento de alta calidad. Eduardo Mendoza es quizás el mejor escritor actual en lengua española.

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