martes, 8 de septiembre de 2015

LA NOVELA DE REBECA DE MIKEL ALVIRA

La Novela de Rebeca nos presenta a Simón Lugar, un afamado escritor de best sellers con obras reconocidas internacionalmente, que sin embargo, está pasando por un período de falta de inspiración, mientras intenta crear la que se va a convertir en su primera novela negra. Pero todo cambia cuando Simón se cruza una mañana en la playa con una joven desconocida, que desde ese momento comienza a obsesionarle, pero también comienza a servirle para que el don de la escritura vuelva a despertar en él. Pronto esos encuentros esporádicos se convertirán en habituales y nacerá una sincera amistad entre Simón y la joven Eme, quien se convierte en la lectora de su obra, La Novela de Rebeca, dónde los crímenes se sucederán sin que la policía pueda ser capaz de atrapar al asesino.

Leer La Novela de Rebeca es enfrentarte a una lectura absolutamente original y novedosa, una apuesta arriesgada por parte de Mikel Alvira que se la juega con el planteamiento casi malabarista que realiza en este libro y del que no sólo sale airoso sino que lo hace de forma triunfal, pues ha escrito una novela que se va convirtiendo en un laberinto en el que el lector, cual Teseo, tendrá que ir desentrañando no una, sino dos historias, ya que La Novela de Rebeca nos cuenta la trama de Simón Lugar, el escritor, pero también nos cuenta la propia novela a la que este está dando forma y que se convierte en una trama tan potente e importante del libro como la primera, llegando un momento en el que no se entienden la primera sin la otra. Además Mikel Alvira no escribe sólo una novela negra sin más, sino que hay un trasfondo social importante en ella: acoso escolar, discriminación social, prejuicios entre clases sociales, la soledad auto impuesta y elegida frente al miedo al daño que los demás nos puedan causar.

Escrita con un estilo ágil y fuerte, el autor realiza cambios en el ritmo de la novela según nos enfrentamos a las partes protagonizadas por Simón Lugar, un poco más pausadas, frente al ritmo más rápido que la novela adquiere cuando leemos la parte correspondiente a La Novela de Rebeca, haciendo que de esa forma el lector pueda ser testigo de la diferencia entre "la vida real" del protagonista y de su obra.

También se ayuda del cambio de prosa, que siempre es contundente, para hacer notar estas diferencias al lector, que aunque sutiles, encontramos entre ambas partes de la novela. Aunque en amabas tramas nos vamos a encontrar con un narrador omnisciente que utiliza la tercera persona, hay que tener en cuenta que Alvira se convierte en Simón Lugar para narrar la Novela de Rebeca, ya que no debemos olvidar que en este libro encontramos una novela dentro de otra, pero que llega a tener tanto peso dentro de la trama que todo el conjunto del libro se convierte en un enorme entramado literario que el lector tendrá que ir desmadejando poco a poco, pues las sorpresas y los hechos inesperados se irán sucediendo lentamente, levantando capa a capa secretos que el lector no imaginaba encontrar ahí, para que cuando piense que ya tiene atrapada la clave, otra pieza hará su aparición en escena y así la hipótesis creada tendrá que ser replanteada de nuevo, y con ello, el interés del lector se eleva hasta límites insospechados.

En la novela los saltos temporales son constantes, y aunque Mikel Alvira se ha encargado de dejar bien marcado al principio de cada capítulo en qué momento de la narración nos encontramos, sí recomiendo estar muy pendientes del momento de la historia en el que estemos, pues esto es fundamental para seguir de forma correcta el hilo de la trama, sobre todo en la parte protagonizada por Simón Lugar, pues La Novela de Rebeca se va desarrollando de forma lineal. Y toda esta trama, como he dicho antes, construida sabiamente como un laberinto del que el lector irá conociendo poco a poco el camino de salida, nos conduce a un final inesperado y brillante, que sirve de colofón a una de las novelas más originales que he leído en los últimos años.

Y si la trama se va desarrollando rodeada de un halo de misterio, no lo hacen menos sus personajes, todos ellos bien dibujados dentro de la novela. Empezamos sabiendo que Simón  Lugar es un hombre introvertido y solitario que intenta mantener el contacto justo con el resto del mundo, sin embargo, el lector irá averiguando que su parte afectiva sale en contadas ocasiones, pero está ahí, aunque sólo la muestra con aquellas personas que son capaces de ganarse su confianza. Algo que me ha parecido un recurso muy bueno a la par que complicado es como Alvira consigue crear una gran complicidad entre el personaje de Eme y el lector, siendo este un personaje que aunque bien perfilado, el autor lo deja "entre la niebla" rodeado de un halo de misterio, pues consigue que el mismo efecto de atracción que ejerce sobre Simón, sin conocer casi ningún aspecto de su vida, lo consiga también sobre aquellos que nos encontramos al otro lado de la página. 

Y entrando ya de lleno en La Novela de Rebeca, también aquí vamos a encontrar personajes "creados "a su vez por el personaje de Simón que consiguen la complicidad del lector, aunque en algunas ocasiones, evite plantear esta complicidad, ni siquiera una posible comprensión.

La Novela de Rebeca va a dar mucho que hablar por su originalidad y calidad, por sus grandes escenas creadas con diálogos brillantes y por sus descripciones que recrean los escenarios a la perfección sin abusar. Mikel Alvira demuestra que llega para quedarse, y Rebeca no estará sola.

martes, 21 de julio de 2015

REGRESO A TU PIEL DE LUZ GABÁS

La novela está narrada en 3ª persona, con dos líneas temporales, una en el presente y otra en 1585 y 1592. Consta de cuarenta y cinco capítulos y la historia sucede en Madrid y en el Alto Aragón. Su lectura es fácil y sencilla, con una prosa cuidada y deliciosa dónde Gabás describe a unos personajes profundos y cuidados y unos paisajes entrañables y evocadores. Al principio la historia es un poco lenta, pero a medida que avanza la lectura y sobre todo al final, nos encontramos con una novela adictiva llena de misterio e intriga.

La primera línea temporal está situada en el presente dónde conoceremos a Brianda, una joven ingeniera que vive en Madrid y le apasiona su trabajo, pero que desde hace un tiempo sus ataques de ansiedad y sus pesadillas la obligan a recurrir al médico y a tomar medicación. En el terreno sentimental es muy feliz junto a su novio, Esteban. Su madre le aconseja que pase unos días en la montaña junto a su tía Isolina para que pueda descansar. Con los recuerdos de la infancia llega a Tiles en lo Alto de Aragón. Allí conocerá a Neli, una joven que la ayudará con su problema y también se encontrará con su tío Colau con el que tuvo algunos desacuerdos en la infancia. Sus paseos la llevarán a la casa de Lubich que perteneció a una familia adinerada en el siglo XVI y está siendo restaurada por su nuevo dueño, un joven italiano muy apuesto. Tanto los paisajes de Tiles, la casa de Lubich y los encuentros con Corso, la llevan a unos recuerdos del pasado y a los sueños que tiene últimamente. Brianda descubre que su vida está vinculada a la de una joven llamada  Brianda de Lubich que vivió hace cuatro siglos y murió acusada de brujería.

En la segunda línea temporal conocemos a Brianda de Lubich hija y heredera de Johan Lubitch uno de los señores más poderosos del condado de Oriun. Nos encontramos en el siglo XVI a principios de la edad moderna. El condado se encuentra dividido por los enfrentamientos entre vecinos debido a preferencias e intrigas políticas. Esos enfrentamientos llegarán muy lejos hasta hacer peligrar la herencia de Brianda de Lubitch. A la casa de Anels llegará Corso, un guerrero italiano que será acogido como un hijo y que luchará por el amor de Brianda. En el poblado habrá una cacería de brujas dónde veintitrés mujeres serán acusadas y asesinadas en la horca.



En las notas que presenta la autora nos  cuenta que en el año 1980 en una pequeña localidad de Orense aparecieron escondidos unos documentos sobre 1576 y 1592 y entre ellos se encontraron dos folios que explican como varias mujeres fueron asesinadas en 1592 acusadas de brujería y  cómo se llevaron a cabo los juicios. Lo curioso del  caso es que no fueron acusadas por la Inquisición, sino por la sociedad civil. Luz Gabás se inspiró para su novela en esos dos folios y los lugares que aparecen en la novela aunque son ficticios tienen relación con el antiguo  condado de la Ribagorza, lugar muy cercano a la autora. La historia de la novela nos lleva a la magia, a la mitología y a la leyenda de las montañas en lo Alto de Aragón. Parte de la documentación de los hechos históricos es real como las acusaciones, los juicios, la política, la religión, las guerras, etc..

Nos volvemos a encontrar con otra novela narrada en dos tiempos, donde la autora nos cuenta una historia muy diferente a la anterior. Los personajes femeninos son los principales en la novela, quedando los masculinos en segundo lugar. Las dos Briandas son los personajes centrales y conoceremos sus vidas, siendo el pasado quizás más interesante que el presente. La descripción de los paisajes es es una parte fundamental de la historia para situar el entorno en el que gira la trama. Es una novela romántica con alta dosis de fantasía ya que el amor de las protagonistas traspasa la barrera del tiempo para volver a reencontrarse después de cuatro siglos.

Recomiendo Regreso a tu Piel al igual que la anterior de la autora, Palmeras en la Nieve. En ellas se podrá encontrar una novela adictiva cargada de amor, odio venganza, aventura lucha...con unos personajes bien delineados que destilan realismo, con una descripción maravillosa de los paisajes y una historia mezcla de realidad y fantasía.

viernes, 17 de julio de 2015

PASIÓN INDIA DE JAVIER MORO

El comienzo es bien conocido. Lo cuenta Ricardo Baroja en uno de esos libros que se recomienda leer a los estudiantes, Gente de la Generación del 98. A comienzos del siglo pasado un frontón madrileño cercano a la plaza del Carmen se convertía por las noches en improvisado teatro de variedades: se colocaba un escenario, se llenaba de butacas media cancha, con sillas y mesas de café la otra mitad. En el Kursaal -que tal era el nombre que recibía el frontón travestido- acostumbraban a reunirse y pasar sus buenos ratos los bohemios de la época: "Por una pesetilla", rememora don Ricardo, "se pasaba uno la noche viendo bailar a Pastora Imperio, a la Argentina, a las Esmeraldas, a la Bella Belén, a Mata Hari, y oyendo a la Fornarina, a la Malaguita, a Candelaria Medina". De teloneras actuaban dos adolescentes malagueñas, Victoria y Anita Delgado, que recibían el nombre de "las hermanas Camelia". Las acompañaba siempre su madre, gorda y simpática, celosa guardiana de la virtud de las niñas. En 1906, Madrid se llenó de príncipes y aristócratas para asistir a la boda del rey. Uno de los invitados -el maharajá de Kapurthala- entró una noche en el Kursaal y  quedó inmediatamente prendado de Anita. Le envió joyas y dinero que la muchacha rechazó indignada. Tras el atentado de Mateo Morral los invitados se apresuraron a regresar a sus países. El maharajá siguió el asedio desde París: regalos, cartas. Anita decidió escribirle. Enseñó la carta a sus amigos escritores para que le corrigieran la ortografía: Mi cerido rey, malegrará que esté usté con la cabal salú que yo para mí deseo. La mía bien. Adiós gracias. Sabrá usted..." Los amigos hicieron algo más: Valle Inclán le redactó una carta digna de una princesa, luego la tradujeron al francés y pagaron a tocateja el franqueo. Valle Inclán siempre creyó que el final feliz de aquella historia se debía a él en buena parte, y se pasó la vida esperando una exótica condecoración concedida por el príncipe indio. ¿Qué fue de aquella adolescente semianalfabaeta en su país de las mil y una noches?..

Javier Moro nos lo cuenta ahora con rigurosa domentación y magia de novelista en Pasión India, un libro que comienza en noviembre de 1907 cuando el buque de ocho mil toneladas de la naviera francesa Messageries Maritimes SS Aurore, se acerca a las costas de la India. En el viajan Ana Delgado  Briones, ya casada con el maharajá y madame Dijon, su dama de compañía. En unos pocos meses pasados en París, Anita ha cambiado mucho: ahora habla francés, luce trajes de alta costura, sabe comportarse en la mesa. Pronto sabrá también otras cosas: que su marido tiene otras cuatro mujeres y cuatro hijos (alguno de la edad de ella) que en Kapurthala la consideran una intrusa y una aventurera, que las autoridades inglesas no reconocen su matrimonio. Javier Moro sabe hacer revivir ante nosotros aquel mundo exótico con el que se encuentra Anita y el que pronto aprenderá a desenvolverse con sorprendente inteligencia y capacidad de adaptación. Por entonces más de medio millar de maharajás reinaban sobre un tercio de la India, consentidos y protegidos por los ingleses. Competían en refinamiento y extravagancia.

 Javier Moro enumera algunos ejemplos: el nabab de Junagadh invitó a más de trescientas personas, incluido el virrey a la boda de su perra favorita; el maharajá de Alwar enterraba sus Hispano Suiza detrás de su palacio cuando se cansaba de ellos; el nizam de Hydebarad se excitaba con el gemido de las parturientas; no faltaba quien utilizaba bebés como cebo para cazar tigres...Ana poco a poco concita la admiración de todos a pesar de la nostalgia, el asombro y el terror. Un día intentan envenenar a su hijo, otro es ella quien está a punto de ser asesinada. En 1910 regresa por primera vez a Europa. Se ha convertido en una mujer famosa. Los periodistas le hacen una y otra vez las mismas preguntas. ¿Es cierto que come carne de serpiente todos los días? ¿Es verdad que vive encerrada en un harén? ¿Será su hijo rey de la India?. Javier Moro recrea ante nosotros la vida de Anita Delgado -aquel cuento de hadas que fascinó a sus contemporáneos- y también algo más: mundos desaparecidos para siempre, el antiguo gran mundo que comenzó a desmoronarse en 1914 tras el pistoletazo de Sarajevo y la refinada y bárbara India de Kipling. Un día invitada por el maharajá Ganga Singh, en el palacio de Bikaner, Anita le pregunta la receta de un plato que encuentra especialmeante suculento, y él responde : Se coge un camello entero, despellejado y limpio, se mete una cabra en su interior, y dentro de la cabra un pavo y dentro del pavo un pollo. El pollo  ha de estar relleno con un urogayo. Dentro del urogayo se mete una codorniz y, finalmente, un gorrión. Luego sazónelo biien y ase el camello en un hoyo en el suelo".

El cuento de hadas de Anita Delgado no terminó en 1923. Ella tenía treinta y tres años cuando su marido se separó de ella, tras el escándalo que supuso haberla descubierto en un hotel londinense en íntima compañía con Karan, el hijo mayor del maharajá  -a quién su padre obligó a casarse de inmediato; Karan fue el gran amor de Anita. Siguieron viéndose a escondidas después de abandonar la India: fugaces encuentros en Deauville, en Biarritz, en Londres, en París. Cuando murió el maharajá, poco después de la independencia de la India, en 1947, Franco quiso darle el pésame personalmente a aquella mujer fascinante. La historia fabulosa que comenzó a contarnos Ricardo Baroja, y que nos parecía increíble con Valle Inclán haciendo de barbuda celestina, termina de contárnosla Javier Moro en Pasión India, una novela verdadera, una minuciosa colección de asombros.

miércoles, 10 de junio de 2015

MONSIEUR PROUST DE CELESTE ALBARET

Monsieur Proust fue el libro con el que Celeste Albaret, el ama de llaves de Proust, desveló sus recuerdos del gran escritor. No es una crónica al uso, sino que además está revalorizada por el hecho de que lo que se cuenta coincide en fecha con la escritura de En Busca del Tiempo Perdido, por lo que su lectura está trufada con una multitud de claves reveladoras de las posibles dudas, interrogantes o despistes que nos pudo plantear en su día la compleja lectura de aquella novela o conjunto de novelas.

Siendo ya el único ocupante del piso del Boulevard Haussmann por la reciente muerte de sus padres, entró a su servicio Celeste Albaret con veintiún años y recién llegada del pueblo, empleo en el que permaneció durante los nueve años que transcurrieron hasta la muerte de Proust. Andaba entonces en busca de editor para el primer tomo de su novela: "De la parte de Swannn" y Celeste llegó a tiempo de vivir los roces con André Gide, editor a la sazón de la Nouvelle Revue Française, que con total falta de visión (se dice que no lo leyó) desaconsejó su publicación.

Proust consideró enseguida la presencia de Celeste como un hallazgo afortunado, sintonizando ambos a pesar de las diferencias de clase, educación y edad. Desde esa privilegiada posición se convierte en espectadora e incluso en parte activa de muchos resortes de la vida de Proust, el cual le dispensaba el trato propio de una sirvienta de confianza, pero también el de una confidente, lo que ella agradecía devolviendo la confianza depositada, con cariño, fidelidad y exquisita atención a las confidencias del escritor.

Cuando el lector comprende que se ha llegado a esa simbiosis entre ambos, se convence de la asimilación de las revelaciones que se hacen de la intimidad del escritor y el hombre. Esto, en el caso de cualquier otro famoso estaría muy bien, pero aquí no hablamos de otro cualquiera, sino de Marcel Proust, razón por la que el interés se multiplica exponencialmente en función de las particulares características de su personalidad y de su obra muy interrelacionadas ambas con las sensaciones que expresa su autobiográfico personaje deambulando entre sus amistades por las páginas de "A la recherche", por eso la clave de Monsieur Proust no reside solo en conocer detalles de su vida privada, sino también en pararse a observar como estos detalles de su cotidianeidad, definen en cierta manera el talante del autor y están tremendamente  vinculados a las situaciones y a los personajes de "En Busca de un Tiempo Perdido".

Su obsesión principal era su obra, ya que tenía el visionario presentimiento de que estaba predestinada al éxito; esta idea fue la que le dió la fuerza necesaria para aplicarse a la tarea abrumadora de culminarla. Esta certeza llama especialmente la atención en un escritor que a los treinta y cinco años apenas había escrito un par de libros de escasa repercusión. Sus métodos de trabajo nos revelan a un hombre que, influido por su enfermedad y sus dificultades para respirar, se había convertido en un auténtico maniático que prácticamente no comía y que sobrevivía en una habitación oscurecida y forrada de corcho, a  base de café y veronal (barbitúrico estimulante), trabajando incorporado en la cama por la noche y durmiendo por el día, régimen horario al que hubo de someterse Celeste.

A través de las confidencias que Proust le hace y que ella nos transmite, vemos como sacó sus personajes literarios de ciertas figuras de la realidad mundana que conoció, pero sometiéndoles al filtro de su criterio, analizándolos, dándoles forma y trabajándolos asiduamente, antes de trasladarlos al papel, de tal manera que en algunos casos eran casi irreconocibles, e incluso, en otros, eran una fusión de dos o tres personas diferentes.

Celeste se convirtió en el paño de lágrimas de las desventuras de Proust, en el espejo en el que reflejar sus alegrías y, en cualquier caso, en el atento, receptivo y colaborador oyente, al que hacerle partícipe de los chismes de su círculo de amistades, o de sus ideas sobre el carácter del personaje que estaba pergeñando en cada momento. En el libro, Celeste hace un esfuerzo por minimizar todo lo relativo a la homosexualidad de Proust (en su libro "Contra Sainte Beuve" se recoge un artículo en el que habla de los sentimientos de los homosexuales a los que denomina la raza maldita) de manera que uno no sabe bien hasta qué punto esta cuestión pudo tener una importancia vital en su vida. Y me hago esta pregunta porque la relación de Proust con el amor, fuera hombre o mujer la persona amada, debió ser o inexistente o marcada por el capricho y la voluptuosidad más que por el auténtico amor, y más aún en el mundillo claustrofóbico de los salones, en los que las intrigas y el cinismo eran moneda corriente y dónde él era un hombre  que solo era capaz de amarse a sí mismo, o mejor, a su obra, y por la ayuda que le prestó para terminarla, no dudo que también amó, por delegación, a la empleada que tan bien le comprendió.

Una obra excelente, en la que no se sabe muy bien si admirar la forma magistral en que está escrita o la materia  y detalles de los que trata.

martes, 2 de junio de 2015

EL ASOMBROSO VIAJE DE POMPONIO FLATO DE EDUARDO MENDOZA

Irreverentemente divertida, transgresora y sinvergüenza hasta la última letra de la última palabra. Cuesta imaginar esa mala idea en el rostro bondadoso del escritor. El Asombroso Viaje de Pomponio Flato es una novela corta que se lee en una tarde y que al finalizar te deja un rictus malévolo en la sonrisa. 

A excepción claro, del ácido que como una batería vieja, destila una vez consumida. Eduardo Mendoza, harto de escritores noveles de novelas históricas y thrillers al uso, ha intentado (con bastante éxito) reírse de todos nosotros, de los que escriben y de los que leen, y ha recreado una novela histórica con la única de las reliquias o misterios que hasta ahora nadie se había atrevido a utilizar: la familia de Jesús, o lo que es lo mismo, José, María, Juan Bautista, sus padres, María Magdalena, el evangelista Mateo e incluso el ínclito Judá Ben Hur, que también tiene lugar en esta parodia en la que solo faltan el ángel, el burro y el buey.

Mendoza hila una historia sin pies ni cabeza, al estilo del Laberinto de las Aceitunas, pero con menos gracia y muchísima más mala idea. No se conforma, sin embargo, con una crítica acertada y necesaria a la moda literaria del momento, sino que aprovecha su punzón envenenado para acometer contra todas las religiones en menos de doscientas páginas.

Sentencias como "no hay peor gente en el mundo que los judíos...Rudos, fieros, desconfiados, cerrados a la lógica, refractarios a cualquier influencia, andan enzarzados en perpetua guerra, unas veces contra enemigos externos, otras entre sí y siempre contra Roma... Creen en un solo dios convencidos de que la protección de su divinidad les daría siempre la victoria. De este modo sufrieron cautiverio en Egipto y Babilonia en repetidas ocasiones"  o de los árabes, que tampoco se salvan "Como están obligados a convivir los unos con los otros día y noche desde la infancia hasta la muerte, tienen por norma estricta evitar una familiaridad que con toda seguridad derivaría en conflicto y degeneraría en enemistad. Comen y duermen separadamente y cada vez que se dan por el culo se hacen mil reverencias y se interesan por la salud del otro". Nabateos, griegos, romanos e incluso las tribus bárbaras del norte de Europa tampoco escapan a esta especial mirada de Mendoza.

Es la novela más ferozmente divertida de Eduardo Mendoza. Las andanzas de un detective romano en el Nazaret del siglo I. Pomponio Flato viaja por los confines del Imperio romano en busca de unas aguas de efectos portentosos. El azar y la precariedad de su fortuna lo llevan a Nazaret donde va a ser ejecutado el carpintero del pueblo, convicto  del brutal asesinato de un rico ciudadano Muy a su pesar, Pomponio se ve inmerso en la solución del crimen  y contratado por el más extraordinario de los clientes: el hijo del carpintero, un niño candoroso y singular, convencido de la inocencia de su padre, hombre en apariencia pacífico y taciturno, que oculta, sin embargo, un gran secreto. Cruce de novela histórica, novela policíaca, hagiografía y parodia de todas ellas, aquí se ajustan las cuentas a muchas novelas de consumo y se construye una nueva modalidad del género más característica de Eduardo Mendoza: la trama detectivesca original e irónica que desemboca en una sátira literaria y en una desternillante creación novelesca. Novela breve, disparatada y divertida. Probablemente la novela más divertida de Eduardo Mendoza. Protagonizada por un detective desastroso como en el Misterio de la Cripta Embrujada, El Laberinto de las Aceitunas y La Aventura del tocador de Señoras.

Está cargada de personajes que hacen sonrojar o reír y de la magia de la narrativa cómica del autor, tantas veces imitada y nunca alcanzada. Ha huido esta vez Mendoza de sus parajes barceloneses que tan bien ha retratado y conoce, para darnos unas horas de entretenimiento de alta calidad. Eduardo Mendoza es quizás el mejor escritor actual en lengua española.