lunes, 19 de diciembre de 2011

EL HABLADOR DE MARIO VARGAS LLOSA

En El Hablador Mario Vargas Llosa rinde homenaje a los indios machiguengas de la Amazonía y, en especial rinde homenaje al hablador, al contador de historias machiguenga, transmisor de la cultura de un pueblo que mantiene vivos los mitos, leyendas y creencias, que cuenta historias, chistes y dichos. Con el cuerpo decorado con simétricas rayas rojizas y manchas oscuras, semidesnudo, en cuclillas, refiere a su auditorio (viejos y niños, hombres y mujeres) atento en torno a él la disputa a soplidos de Tasurinchi y Kientibakori (dios y  demonio respectivamente) de la que resultaron todos los seres buenos y malos de este mundo; habla de lo que ha hecho la víspera, de los cuatro mundos del cosmos machiguenga, de sus viajes, de hierbas mágicas, de las gentes que ha conocido en su andadura, de los dioses, diosecillos y seres fabulosos del panteón de la tribu, de los animales que ha visto y de la geografía celeste, un laberinto de ríos. Los machiguengas lo escuchan con atención fascinada, estática, celebrando sus chistes a grandes carcajadas o entristeciéndose con él; las pupilas ávidas, boquiabiertos, las cabezas enhiestas no se pierden una pausa, una inflexión de lo que dice. Hablar como habla un hablador es haber recorrido los bosques llevando y trayendo las anécdotas, las mentiras, las fabulaciones, las chismografías y los chistes que hacen de ese pueblo de seres dispersos una comunidad que sin las historias de los habladores se fragmentaría y disolvería por la distancia y la incomunicación a la vez que mantiene vivo entre ellos el sentimiento de estar juntos, de construir algo fraterno y compacto. Mario Vargas Llosa equipara al hablador machiguenga  al  trovero ambulante de los sertones bahianos y al seanchaí irlandes. El primero acompañado por el bordón de su guitarra entrevera, en las polvorientas aldeas del noroeste brasileño viejos romances medievales y chismografías de la región, contando ante un coro burlón la historia de la princesa Magalona y los doce pares de Francia. El segundo, "decidor de viejas historias" "aquél que sabe cosas", reliquia viviente de los viejos aedas de Hibernia cuyas siluetas se confunden en la noche de los tiempos con los mitos y las leyendas célticas que son los cimientos culturales de Irlanda. El seanchaí cuenta en el calor humoso de un pub, en una fiesta suspensa de pronto ante el hechizo de su palabra, o en una casa familiar junto a la chimenea, mientras afuera gotea la lluvia o ruge la tormente, antiquísimas fábulas, historias épicas, amoríos terribles, inquietantes milagros. Puede ser un patrón de bar, un chofer de camión, un pastor, un mendigo, alguien misteriosamente tocado por la varita mágica de la sabiduría y el arte de contar, de recordar, de reinventar y enriquecer lo ya contado a lo largo de los siglos, un mensajero de los tiempos del mito y de la magia, anteriores a la historia a quien los irlandeses contemporáneos escuchan todavía horas y horas, encandilados. Pero todos esos contadores de cuentos y transmisores de la cultura de los diferentes pueblos a los que pertenecen y que mantienen vivos los mitos leyendas y creencias, que cuentan historias chistes y dichos son los precursores del moderno narrador, del literato, del creador de novelas y cuentos que aglutina también historias para su auditorio y así mantiene y a la vez crea la cultura. Sin todos esos "habladores" el mundo no sería el que es sino que se sumiría en el olvido de los tiempos y el abandono de la memoria aniquilaría todo logro cultural, toda creencia, toda ficción. Un merecido homenaje el de Mario Vargas Llosa en "El Hablador" a esos contadores de cuentos de la casi olvidada tribu machiguenga y a su extraordinaria y difícil labor que logra la cohesión de toda una comunidad y nos aporta mitos, creencias, hechos y dichos asombrosamente novedosos. 

1 comentario:

  1. En esta obra Mario Vargas Llosa refeja de una manera exquisita la figura antropológica del hablador (latinoamericano) o trovador (occidental)que es la encargada de proceder a la transmisión de los ritos, mitos, leyendas y cultura general de cada sociedad. Como se puede deducir de la lectura del libro, estas especiales figuras destinan su vida a crear esa protohistoria de la que todos nos empapamos. Resulta muy recomendable su lectura. Irene.

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