jueves, 1 de octubre de 2015

ORQUÍDEAS NEGRAS DE JUAN BOLEA

Juan Bolea ha publicado diversas novelas, entre ellas podemos destacar: Los Hermanos de la Costa, 2005, La Mariposa de Obsidiana, 2006. Crímenes para una Exposición, 2007, Un Asesino Irresistible, 2009, Orquídeas Negras, 2010, La Melancolía de los Hombres Pájaro 2011, Pálido Monstruo, 2012 y el Oro de los Jíbaros 2013.

Cuando el vulcanólogo Ricardo Dax llega a la isla de El Hierro buscando un lugar lo más cercano al fín del mundo para escapar de la tragedia que lo acosa, no puede imaginar que está a punto de encontrarse con su destino: Puerto, una mujer turbadora y frágil que le arrastrará a un torbellino de pasión y muerte. Ricardo se encuentra desarrollando una misión confidencial, relativa a la elaboración del mapa sísmico del archipiélago canario y a sus probables riesgos: terremotos, tsunamis, nuevas erupciones volcánicas. Al principio es enviado unas semanas a La Palma, pero cumplidas las primeras fases de su misión, debe volar hacia El Hierro, isla en la que nunca ha estado. Allí Ricardo debe sustituir en la Sub estación a Rubén Olmo Seco metereólogo que ha tenido un accidente y está de baja. 

La estancia del joven vulcanólogo no tiene una duración establecida pero lo más seguro es que deba permanecer en la isla hasta entrado el otoño y ¡quién sabe! incluso celebrar allí el nuevo año 2010. La misión es muy interesante para Ricardo a nivel profesional, pero también en el personal, porque uno de los motivos de Dax para aceptar ha sido olvidar la muerte de su novia durante las Navidades anteriores en un accidente de moto. En El Hierro le espera Perdigón (Pepico) el guía local, que le ha buscado hospedaje, se instalaría en La Colonia, un retiro para científicos, más allá del Golfo, junto a la Montaña del Hombre Muerto, aunque la zona es solitaria (sólo tiene dos vecinos) a Ricardo le atrae la cabaña pequeña y limpia y la mezcla de soledad y naturaleza es lo que necesita en esos momentos. Tal vez sea complicado encontrar víveres o acercarse a las otras partes de la isla sin trasporte, pero, sin planteárselo mucho Dax decide quedarse en la Colonia. Pronto conoce a Fayen, un artista que se encuentra en El Hierro esculpiendo un homenaje a los antepasados bimbaches y al bosque de árboles de lava, y más tarde al profesor Abel Lambergis (su otro vecino) encargado de estudiar el lagarto de El Hierro, una especie en peligro de extinción.

Pero el encuentro que verdaderamente impresiona a Ricardo y va a cambiar su vida es el que tiene con Puerto, la hermosa e inquietante esposa del famoso director de cine Leo Cosmo. A través de ella Dax no sólo conoce al excéntrico director, sino a todos los que trabajan con él: el antiguo productor Pablo Ledesma, uno de los más destacados del país, la famosa actriz Francisca Embid, al conocido por sus papeles de Drácula y Frankenstein, Eulogio Morán; todos viven con Leo y Puerto y todos trabajan como criados para la pareja.

La atmósfera en la casa es irrespirable, la relación entre el matrimonio alcanza niveles insoportables y Leo se comporta con todos como un auténtico tirano, tal vez porque ha puesto muchas esperanzas en su nueva película y no acaba de encontrar la actriz idónea para su papel de Desdémona, o cuando parece encontrarla la matan...Dax podría alejarse si quisiera de esta claustrofóbica situación, pero no puede porque se ha enamorado de Puerto.

La novela parece mejor que Pálido Monstruo (cosa que tampoco es muy difícil) y el final sorprende porque no es el que se espera, pero no alcanza el nivel de otras novelas de Juan Bolea. Los personajes, salvo Leo Cosmo y Puerto son prácticamente planos. No consigo de ninguna manera simpatizar con Dax porque no es creíble el dolor por su novia, ni su amor por Puerto. No se siente como a una persona sino como a un personaje de cartón piedra. Tampoco me convencen ni Fagen ni el profesor Lambergis ya que son muy estereotipados.

El escenario de El Hierro que es el principal, aunque hay una parte de un capítulo situada en Madrid y otro en Bahía Drake (Costa Rica), no parece que se haya aprovechado mucho por su condición de isla pequeña y claustrofóbica. Es verdad que el ambiente de la novela se hace irrespirable, pero son algunos de los personajes quienes consiguen esa sensación que lo mismo podría darse en una ciudad de la península o en otro país.

Y por último, la trama, una historia bastante sosa que sólo se redime por el impresionante final.

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