martes, 20 de septiembre de 2011

UNA AFICIÓN PELIGROSA

UNA AFICIÓN PELIGROSA es el compendio de un conjunto de relatos de Patricia Highsmith muy diferentes entre sí, a través de los cuales podemos ver el desarrollo de su narrativa. Sin embargo, los personajes que pueblan estos relatos comparten ciertos rasgos distintivos que siempre han estado presente en la escritura de la autora. Se podría decir que todos son outsiders cuya estabilidad está al borde del precipicio. Ninguno está contento con la vida que lleva, se sienten frustrados y fracasados y como medio de liberación optan por el suicidio o el asesinato. No obstante, a algunos de ellos la autora les permite un momento de epifanía en sus vidas, en el cual se dan cuenta de sus errores aunque ya sea tarde para enmedarlos. En El Problema de la Señora Blymm, el Problema del mundo, nos encontramos con un relato bastante alejado de la temática de Highsmith y que tiene un trasfondo que casi prodríamos calificar de existencial. Vemos a la anciana señora Palmer rodeada de extraños pasar los últimos días de su vida muy alejada de su hogar. La señora Palmer se está muriendo y desearía poder tener cierto entendimiento con su enfermera, la señora Blynn, pero ésta la trata como si fuera simplemente un objeto, como si no fuera un ser humano con sentimientos y mira descaradamente, deseando apropiárselo, un broche de amatistas que tiene la señora Palmer. Esta, antes de morir, desea tener un gesto de buena voluntad y entendimiento con la señora Blymm regalándole el broche de amatistas, pero está demasiado débil para ello. Pese a todo, tiene un momento de epifanía  en el que se dá cuenta que el problema de la señora Blymm es la actitud que muchos tenemos en la vida, motivada por una cerrazón del corazón ante los demás, un fracaso de comprensión y de buena voluntad que nos hace vivir una vida imperfecta e inadecuada de la que no nos damos cuenta hasta el final.
 En Nada Extraño a Simple Vista asistimos a la trivialidad de un suicidio, idea que puede parecer chocante pero que es muy cercana a la realidad. Helene ha decidido despedirse de la vida y abandonarla. Pero es en los últimos días de esta decisión cuando logra ver con ojos luminosos la existencia y piensa que todo continuará hermoso durante largo tiempo cuando ella se haya ido. Tanto es así que todo el mundo se da cuenta del áura luminosa que ahora desprende y cae rendido a sus pies; el mundo nunca ha sido tan marravilloso como ahora para Helene ya que, como dice la autora, "nadie mira el mundo de una forma tan hermosa como alguien que va a abandonarlo". Sin embargo,  la decisión de Helene está tomada.
El Retorno. La vuelta a Alemania después de su exilio en Inglaterra no es para Esther Friedman lo que parece. Ella creía haber encontrado, por fín, la seguridad de un hogar en el que pasar su madurez. Sin embargo, se encuentra con que su actual marido, judío exiliado, le es infiel y la felicidad que pensaba haber encontrado junto a él, una vez pasada su turbulenta juventud, se convierte en egoismo e indiferencia. A través de este relato Patricia Highsmith reflexiona sobre el exilio.
Un Completo Fracaso. En esta especie de parábola teñida de humor y melancolía, la autora traza la historia de un hombre sencillo pero sin suerte, lo que se podría llamar un auténtico perdedor, para al final subvertirla y convertirle en un héroe. Highsmith hace una apuesta por valores totalmente distintos a los materiales.
El Mejor Amigo del Hombre. El mundo animal, tan loado por la autora, aparece aquí casi sublimizado en la figura de un perro perfecto que marca las pautas de superación de un amo con fuerte complejo de inferioridad a raíz de un fracaso sentimental.
Pájaro en Mano. Un pobre pero ingenioso pensionista que a duras penas consigue sobrevivir consigue difuminar la estrecha línea que separa a un timador de un creador de ilusiones en este relato que de nuevo recrea el mundo animal.
Una Afición Peligrosa. Interesante thriller psicológico que dá  título al libro y que trata de la guerra entre los sexos donde el protagonista, un veterano de la guerra de Corea que queda impotente por una herida, roba sistemáticamente a exitosas mujeres para vengarse, a través de ellas, de todo el género femenino, y como apropiación simbólica de una parte de su personalidad.
El Segundo Cigarrillo. Relato en clave casi humorística sobre el tema del doble percibido como juez de sí mismo, donde el protagonista, George Leister, obsesionado por los errores cometidos en el pasado, crea un fantasma que acabará llevándole a su propia destrucción.
En Las Cosas Salieron Mal la autora nos cuenta lo que le ocurre a un artista que tiene sublimizada a su musa, objeto de su amor, cuando ésta deja de simbolizar altos ideales estéticos y se vuelve el emblema la la cotidianidad más prosaica.
Dos Palomas muy Desagradables. Aquí de nuevo Patricia Highsmith se centra en el mundo animal, describiendo las peripecias de dos antipáticas palomas que como todos sus personajes son también outsiders y la violencia que genera en ellas la frustración por su entorno.
Trato Hecho. Si matas una vez es posible que tengas que volver a hacerlo, parece decirnos la autora en este brillante thriller que recuerda a otros tan memorables como El Talento de Mr. Ripley.
Música que Mata. Recrearse, imaginando los asesinatos de aquéllos que se desprecia, es motivo suficiente para declararse culpable y sufrir condena en este relato donde lo imaginado cobra realidad.    
Variaciones sobre un Juego.
Llegar a desaparecer para observar qué hacen los demás al no encontrarte puede ser divertido, pero hay muchas maneras de desaparecer, la más extrema es la muerte.
Una Chica como Phyl. Jeff se dá cuenta de que su gran amor de juventud, que él tenía idealizado, es, en realidad, el emblema de todo lo vano y supérfluo que el rechaza. A partir de ahí su vida carecerá de sentido y buscará el suicidio como única salida.

jueves, 8 de septiembre de 2011

EL RUIDO DE LAS COSAS AL CAER

EL RUIDO DE LAS COSAS AL CAER es un retrato épico de los azarosos años ochenta en América, particularmente en Colombia, y de la generación que creció marcada por el narcotráfico y el terrorismo. Resalta la ola de asesinatos, la inestabilidad, el terror y la gran corrupción que incluso siguen vigentes hoy en día. El eje de la novela  gira en torno al dolor producido por esa violencia que sesgó tantas vidas y a cuyos sobrevivientes solo les quedó el dolor de la pérdida, el miedo, la inestabilidad y la zozobra. Habla de como las seguridades se rompen de repente y allí donde había vida solo queda el recuerdo, es el ruido de los cuerpos que desaparecen al precipitarse al vacio, el ruido de la caída. De mi caída no había testimonio posible -cuenta el protagonista de la historia, Antonio Yammara. La trama empieza con un asesinato y se teje a través de la caja negra de un avión que se estrella, contándonos la vida misteriosa de Ricardo Laverde, figura enigmática y compleja, que es un reflejo de multitud de personas que como él vieron iniciar el peligroso camino de Colombia hacia el borde del abismo. Pero el ruido sólo lo producen las cosas, las vidas en cambio no hacen ruido, sin remedio emprenden su propia caída sin contar con esos lujos tecnológicos, como el que representa la caja negra de un avión. Vemos a través de los ojos del narrador a Bogotá -una ciudad bella y soberbia, populosa y loca- dónde se vive como si hubiera estallado la guerra, sin que nadie la haya declarado. EL RUIDO DE LAS COSAS AL CAER es la historia de una amistad frustrada entre Antonio Yammara, un joven profesor universitario y Ricardo Laverde, el enigmático piloto y cartógrafo sobre cuya vida gira la novela, es una doble historia de amor en tiemos difíciles, es también  la radiografía de una generación atrapada en el miedo pero sobre todo es la epopeya de una ciudad y de un país evocados con dolor infinito y nostalgia, con amor y con pena en una narrativa llena de lirismo y profundidad construída a través del recuerdo y la memoria.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

EL IDIOTA

Si todas las novelas de Dostovieski son excesivas, podemos decir que EL IDIOTA es la más excesiva de todas; en primer lugar por el carácter y sobreabundancia de sus personajes, en segundo lugar por los vericuetos y las situaciones imposibles que  aborda y en tercer lugar por  la complejidad de la trama y el argumento.  También parece claro que en EL IDIOTA es dónde los elementos autobiográficos de Dostovieski más abundan y  dónde coloca mayor sentimiento; todo es superlativo en esta gran novela de Dostovieski. EL IDIOTA destila ternura de principio a fín y no sólo por los principales personajes sino que incluso los secundarios están tratados con un celo y una ternura inauditas. Podríamos decir  que en  EL IDIOTA Dostovieski  nos presenta trasuntos de su propia vida,  que es el alma del autor la que está expuesta a la luz y nos la muestra  desvelándose a sí mismo a los ojos del lector en un alarde de valentía extraordinario, casi diríamos que sin ningún pudor. La figura del protagonista, el príncipe Mischkin, la dibuja y elabora el autor con los elementos más exquisitos y entrañables del alma humana, un alma tan excelsamente delicada, noble y amable que hace peligrar a cada momento la esencia misma del ser en provecho de la otredad, entendida en sentido universal. En efecto, darse al prójimo (para el príncipe Mischkin el prójimo es la humanidad entera, o al menos todos los seres con los que tiene contacto y conoce) en detrimento de su propia personalidad, e incluso de su integridad física y psíquica es para nuestro protagonista lo más natural, o mejor dicho, la única manera de relacionarse con los otros. En el trascurso de la novela su entrega es absoluta. Además de entregarse a los dos heroínas coprotagonistas de la novela, Nastasia Filipovna y Aglaya Ivanovna, se entrega a todos los otros personajes con los que tiene algún tipo de trato o relación; pero sobre todo, se entrega a los más débiles, a los que más sufren, aunque ocurra que sean usureros y aprovechados como Lebedec, o egoistas como Ippolit; con todos es de una consideración exquisita pese a la traición de que es objeto. Pero a quienes más ama el príncipe son sin duda a Rogochin y a Nastasia Filipovna. El primero intenta matarle a él y será al final el asesino de Nastasia Filipovna, sin embargo, el príncipe, percibiendo la desgracia de Rogochín, le consuela y acaricia antes de que lo descubran y apresen, tratándole como a un hermano muy querido. La segunda,  como la Magdalena de Jesús, supone para el príncipe tanto un intenso sufrimiento, como una profunda atracción, precisamente porque ve en el fondo de su ser el abismo en el que está inmersa. Naturalmente, todo este torrente incontrolable de efusiones, generosidad y desprendimiento tiene un alto precio para Mischkin quién acaba perdiendo totalmente la razón. El mundo ha sido demasiado cruel y complicado para este ser puro y excelso con alma de niño y sentimientos altruistas. En efecto, nuestro héroe no es terrenal, es un héroe mítico, un Cristo  sin el poder salvador de Jesucristo, quien queriendo arrojar sobre sí todo el dolor del mundo acaba destruyendose a sí mismo. Dostovieski nos presenta a su héroe como un trasunto de la pureza del alma rusa, contraponiéndolo a diferentes clases sociales que van desde la aristocracia, representada por Aglaya (aunque no es aristócrata, la familia Yepanchina tiene relaciones con el gran mundo) hasta la hez de la sociedad, representada por Nastasia Filipovna, entre otra serie de personajes secundarios, que reforzando las posiciones de esas dos mujeres contrapuestas podrían simbolizar una clase intermedia. El príncipe Mischkin aparece, pues, como el vínculo entre la aristocracia y el campesinado ruso, pero al ser las dos mujeres que simbolizan estas dos clases tan orgullosas y egoistas no hay posible entendimiento entre ellas, no hay pues salvación ni para el pueblo ruso ni para la aristocracia, todo está destinado a desaparecer. Nastasia Filipovna es asesinada por un hombre que dice amarla, y Aglaya que podría haber sido feliz con el príncipe de haber mostrado más comprensión y menos capricho, acaba dedicando su vida a la causa religiosa en un afán altruista pero carente de significado. Dostovieski no parece encontrar solución al complicado problema del entendimiento entre las clases sociales de la nación rusa; lo que sí parece claro es que la solución no puede llegar de fuera, de imitar modelos del extranjero, es un problema ruso y debe ser resuelto por Rusia tal como apunta Lizabeta Prokovievna al final de la novela.