jueves, 23 de junio de 2016

CAMILLE DE PIERRE LEMAITRE

Anne Forestier queda atrapada en medio de un atraco a una joyería en los Campos Elíseos. Tras recibir una paliza que la deja al borde de la muerte, tiene la suerte de sobrevivir.... y la condena de haber visto la cara del asaltante. Su vida corre un grave peligro, pero Anne cuaenta con la ayuda del hombre que ama: el comandante Camille Verhoeven. Este estará dispuesta a actuar al margen de la ley con tal de protegerla. Pero quién es ese enemigo, y por qué ese empeño tan feroz en acabar con Anne.

La atmósfera y la escritura escalofriantes de este final de la tetralogía confirman una vez más el increíble talento de Pierre Lemaitre.

Siempre que una serie de libros consigue conquistarte, estás contando los días que quedan hasta poder leer la última de sus entregas, aunque a la vez deseas que ese momento no llegue nunca, pues supondrá la despedida definitiva de sus personajes, no volver a saber de ellos, no tener más aventuras que vivir juntos, no acompañarles en lo que pudiese depararles el futuro....Eso mismo me ha ocurrido con la tetralogía de Camille Verhoever, el peculiar comandante de Pierre Lemaitre que con Camille pone punto y final a sus andanzas. Siempre estoy deseando tener una nueva historia que devorar, pero confieso no estar preparada para despedirme de Camille Verhoever.

Un acontecimiento se considera decisivo cuando desbarata nuestras vidas por completo. Camille Verhover había leído esta afirmación unos meses antes en un artículo sobre "la aceleración de la historia" En cuanto ocurra serán conscientes de que sus consecuencias van a ser de proporciones gigantescas, de que lo que ha pasado es irreversible. Por ejemplo, tres disparos de una escopeta de repetición sobre la mujer que uno ama. Eso es lo que le va a suceder a Camille.

Para quien no haya leído nada de esta saga, se trata de cuatro libros protagonizados por Camille Verhoever, comandante de la Brigada criminal de París. A Camille todos le conocen, su fama le precede por ser un policía sobresaliente, pero es su aspecto físico lo que consigue atraer todas las miradas. Su madre era una reputada pintora que, por no dejar de fumar durante el embarazo de Camille, fue culpable de que su hijo, ya con cuarenta años, no supere el metro cuarenta y cinco de estatura y aunque han sido muchas las barreras, sobre todo de prejuicios, que Camille ha tenido que superar para llegar dónde está, no ha habido nada que le haya detenido.

Todas las novelas que componen la tetralogía han sido publicadas bajo nombres propios. Esta última entrega, Camille, se publicó en su versión original bajo el título Sacrificios y a lo largo de la lectura comprendemos rápidamente el por qué, aunque a mi personalmente me gustan más los títulos que Alfagura ha escogido, todos en la misma línea. En esta ocasión la historia comienza con Anne, pareja de Camille, yendo a una joyería a recoger un reloj para regalar a Camille. Anne tiene la mala suerte de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado, y se topa con dos encapuchados que se disponían a llevar a cabo un gran robo. Desde ese momento Anne estará en el punto de mira de los atracadores que no permitirán que quede ningún testigo de su trabajo.

Camille es cien por cien Lemaitre en su esencia. Después de leer varias novelas del autor es fácilmente identificable su estilo, el tipo de historias que le gusta brindarnos, la forma de mantenernos con el corazón en un puño...Como siempre, consigue dejarnos sin aliento desde las primeras páginas, y tenernos cuaestionándonos cada suceso de la historia, ¿realmente está pasando todo ésto, o hay alguna explicación que ponga cada cosa en su lugar? Esa es la especialidad de Lemaitre y con Camille nos muestra una vez más su maestría. Camille me ha conquistado desde la primera página hasta la última, y aunque no siempre es fácil, siento que le ha dado a la historia un final digno de Verhoever.

Tras leer la saga de Camille  y otros libros del autor, no me quedan dudas de por qué le llaman el maestro de la novela negra francesa, prácticameante ningún otro autor consigue para mi gusto, ese manejo del suspense e historias tan bien construidas.

VESTIDO DE NOVIA DE PIERRE LEMAITRE

Vestido de novia de Pierrre Lemaitre ganó el premio Goncour de 2013 con una novela que gusto mucho también aquí en España. Se buscó en el baul de obras publicadas para servirlas al público ávido de más Lemaitre. Vestido de novia es la segunda de su autor.

Explicar parte de cómo se desarrolla la trama hace que pierdas interés en la novela. Pero también que descubras los volantazos del argumento y la decepción entonces es casi depresiva.

Una novela puede ser tramposa pero no sé yo si también mentirosa. Y me temo que aquí Lemaitre a fuerza de encadenar hechos inverosímiles, cuando no imposibles, nos endosa no mal truco de mago sino trola de adúltero en paños menores. La novela empieza muy bien. Inquietante. Sin contemplaciones. Asistimos a una persona aparentemente normal que tiene problemas con su cordura. El autor nos coloca dentro de los ojos de esa cabeza enloquecida. Sophie es una canguro que al despertar observa como el crío al que cuida ha sido estrangulado con los cordones de sus propios zapatos.

La puerta de la casa está cerrada por dentro. Hay una víctima y una culpable: ella. Se dá a la fuga, a su alrededor siguen apareciendo muertos. Busca una madriguera y se esconde. Esta primera parte es casi impecable en cuanto a recursos y objetivos. El vértigo de la locura cuando subvierte lo cotidiano hasta hacerlo inaprensible.

Pero a partir de la segunda parte se han acabado casi todas las buenas noticias. Es como si el Lemaitre novelista, al concluir esta primera parte, haya decidido, satisfecho irse a la cama y quien se levanta de la siesta es el Lemaitre guionista de series de televisión para domingos por la tarde en Antena 3. Porque la segunda parte es larga, lenta, inverosímil con tópico serial killer obsesivo de manual freudiano en fascículos coleccionables. Un CSI Burdeos desde el punto de vista del pirado, un Norman Bates encontrado en un todo por euro. Lo que explica tiene un cómo increíble aunque el qué puede ser goloso -alguien trata de enloquecer a la víctima de su venganza a base de fármacos, cambios constantes y demás fruslerías-.

Lemaitre es aquí un autor con la espalda quemada por Thierry Lonket, pero no resiste comparación con él, ni tampoco con el suspense hitcockiano al que parece querer acercarse, homenajear o vete a saber qué. Hay disfraces, algunos giros solventes, y un desenlaza predecible, claro, pero además excesivamente atolondrado, ridículo más que patético con la ristra de ajos de rigor: abuelos en Dachau, madre desequilibrada, campiña francesa, padre fetén, polis incompetentes, silla de ruedas por escalera, malo reprimido e impotente e historiales psiquiátricos en cajas de cartón.