viernes, 28 de septiembre de 2012

EL HOMBRE DE GRAFENECK DE FELIX JAIME CORTÉS.

El Hombre de Grafeneck es una novela apasionante, mitad histórica, -la primera narración transcurre en los tiempos del Tercer Reich- mitad thriller -ubicándose la segunda narración en la actualidad- y alternándose las dos épocas y narrativas. La parte histórica tiene como protagonista a Lorenz Hackenholtz un albañil, conductor y mecánico perteneciente a las SS que fue encargado de construir la primera cámara de gas en el famoso castillo de Grafeneck para llevar a cabo el programa E Aktion (programa de muerte por compasión), destinado a la mejora y encumbramiento de la raza aria, con el consecuente y necesario exterminio de aquéllos seres que presentaban alguna tara, dolencia o debilidad constitucional. Este programa se encargaba principalmente de individuos alemanes ya fuesen hombres, mujeres, ancianos o niños y constituyó el preludio de lo que sería el holocausto judío.
 
 
La novela está muy bien documentada y, a diferencia de otras obras que tratan del mismo tema, el punto de vista esta vez no es el de las víctimas, sino que vemos desfilar junto a Lorenz Hackenholtz a una galería de personajes históricos que nos revelan sus pensamientos y conversaciones y de los que tratamos de entender, si es que ésto es posible, sus razones para llevar a cabo algo tan perverso e infernal como es el exterminio, no sólo de la enorme cantidad de judios que murieron, sino también la matanza por millares de seres de su propia raza que presentaban algún tipo de anomalía por muy leve que fuera, en aras de la   mejora de la raza aria. El autor nos describe cómo aparecían los cuerpos, algunos entrelazados entre sí y retorcidos en una mueca de dolor, mientras que la mayor parte de ellos estaba cubierto de sangre y heces, desmintiendo de una forma brutal el rumor reinante que consistía en proclamar que la muerte por gas era la más limpia, rápida y compasiva de todas.
 
La novela es sobrecogedora en detalles, números y episodios. El descontrol y la locura nazi se ponen continuamente de manifiesto, como cuando después de mirar un foso de 75 cms. de grosor compuesto por sangre heces, gusanos, excrementos y carne en pleno proceso de putrefacción, un guardia nazi se queda paralizado por el terror y angustiado ante lo que le espera si desobedece la orden de su superior de limpiar todo aquéllo enseguida, desenfunda su arma reglamentaria, apoya el cañón en la base de la mandíbula y se vuela la cabeza de un disparo. El autor deja constancia de lo fidedigno de su narración al declarar que lo  que que se conoce de campos de exterminio como Treblinka se debe únicamente a los diarios y testimonios escritos que dejaron las víctimas del Holocausto y a las declaraciones de supervivientes y guardias de las SS que sirvieron allí. Resulta aterrador en la narración ver como seres humanos aparentemente como los demás se convierten en monstruos por seguir las consignas y órdenes del Führer volviéndose auténticas máquinas de exterminio. La sensación de poder que embargaba a todos los ejecutores en aquel momento debía ser igual a la que sentían los primeros cazadores de la Tierra.

Se explica, con toda suerte de detalles, el complejo proceso de cremación de cadáveres en los diferentes centros de exterminio y la normalidad y eficiencia del proceso parece simplemente diabólica. Así, pues, la locura nazi en toda su crudeza inunda las páginas de la narrativa, logrando sobrecogernos y quedando impresa en nuestra imaginación las inmensas y calculadas hogueras, símbolos de destrucción y muerte que se podían contemplar desde varios kilómetros a la redonda. Sin embargo, de los que no habían sido víctimas de la cámara de gas todavía, unos eran empleados como exclavos hasta su total extenuación y muerte, mientras que otros eran objeto de terribles experimentos científicos. ¿Cómo había podido una sociedad soberana, tecnificada y supuestamente moderna como la alemana en aquella época, consentir que el Gobierno asesinara impunemente a miles de sus miembros? Si se permite eso, callando o mirando hacia otro lado, se puede aceptar cualquier cosa. En realidad, consistía en la autoeliminación de la conciencia individual en beneficio de la colectiva.

Vemos en esta parte de la narrativa como el protagonista Lorentz Hackenholtz va evolucionando y de ser un hombre normal, sensible y compasivo se va convirtiendo, poco a poco, a medida que va ascendiendo y perpetrando más matanzas, en un ser duro y cruel, capaz de todo, al principio, cumpliendo órdenes de sus superiores y al final de la novela, cuando oculta su identidad para sobrevivir y no dejar rastro.

En contrapartida, la narración que se desarrolla en Madrid y en la época actual, presenta unos personajes sumamente entrañables y pintorescos: Bernardo Soto, novelista maduro con un carácter fuerte y disparejo que sufre un bloqueo creativo tras la muerte y larga agonía de su mujer, enferma de cáncer y Sandra Molinero, joven inteligente y atractiva, admiradora de las novelas de Bernardo y dueña de una tienda de ropa, son los protagonistas de esta parte de la narrativa. Bernardo y Sandra se unirán a través de una gran amistad para desentrañar el misterio que constituye la muerte de Roberto Solano, antiguo novio de Sandra, en contra de la determinación de la policía y de la familia de Roberto de dar el caso por cerrado. Pero lo que irán descubriendo será algo que nadie se esperaba, cuánto más se acercan a la verdad sus vidas correrán más peligro.

Aunque suele ser bastante difícil compaginar y equilibrar dos narraciones alternas por lo que, generalmente, una es más atractiva que la otra  y atrae más facilmente la atención del lector, en El Hombre de Grafeneck no ocurre ésto. El autor ha logrado equilibrar ambas narrativas haciéndo que ambas atrapen por igual al lector, logrando unas tramas muy parejas que se interrelacionan y conectan entre sí, alcanzando al final el efecto de una unidad completa.

Felix Jaime Cortés ha logrado realizar un verdadero thriller, compaginando hechos históricos y personajes del Tercer Reich con elementos ficticios ubicados en la época actual. El Hombre de Grafeneck es además de un recordatorio de lo que pasó en Alemania durante el Tercer Reich,  una advertencia de que a lo largo de la historia y hasta la época actual han existido y existen prácticas similares -aunque en menor escala- para acabar con la vida de personas indeseables a los ojos de algunos grupos o personas. La memoria de los terribles acontecimientos pasados es insustituible para evitar volver a caer en la locura del horror. 

miércoles, 12 de septiembre de 2012

MISIÓN OLVIDO DE MARIA DUEÑAS





Al igual que en su primera novela, Entre Costuras, en esta segunda novela Maria Dueñas crea una obra que reúne todos los ingredientes del best seller, seguramente con el ánimo de no defraudar a sus miles de seguidores: amor, intriga, misterio con base histórica bien documentada son algunos de los ingredientes en los que se basa su autora para atrapar la atención del lector, todo ello escrito en la prosa atrayente y facil a que nos tiene acostumbrados.
 
Su protagonista esta vez es Blanca,  una profesora madrileña de mediana edad que después de veinte años ve desplomarse su matrimonio al esperar su marido un hijo de su amante Eva, veinte años más joven que él y dejar el domicilio conyugal. El tercer hijo de Alberto, su marido, el que no quiso tener con ella a pesar de su insistencia. Para alejarse de tan tumultuoso presente Blanca intenta escapar de Madrid y de todo su entorno obteniendo una beca para trabajar en la Universidad de Santa Cecilia en California, dónde su cometido consistirá en poner en orden los materiales dejados por Andrés Fontana, un antiguo profesor que muríó en un trágico accidente treinta años antes. Así pues tiene la tarea de recuperar la memoria enterrada de un hombre olvidado.
 
Blanca conocerá a una serie de personas que poco a poco le hacen irse distanciando de su atormentado mundo interior: Fanny, una empleada de la universidad que acude a recibirla al aeropuerto,  Darla Stern, su madre y antigua secretaria del departamento, una mujer impedida y estrafalaria que se esconde tras unas gafas de sol y un pelo teñido de un rubio imposible para sus años y que mantuvo una relación sentimental con Andrés Fontana,  Rebeca Cullen actual secretaria del Departamento con su vida silenciada acerca de su marido Paul ahora enfermo de Alzheimer y con quien Blanca establecerá una estrecha amistad, Luis Zárate, el joven y atractivo director con el que pronto  se crea una gran complicidad pero sobre todo Daniel Carter, un reputado y prestigioso hispanista será el que más la ayude en su cometido de desentrañar el legado del antiguo profesor Fontana.
 
La novela consta de tres historias diferentes pero íntimamente entrelazadas. La de la propia Blanca con su matrimonio dislocado en Madrid  e intentando a través de un nuevo trabajo en California y un escenario distinto curar sus recientes heridas transcurre en el presente, mientras que la historia de Andrés Fontana y sus comienzos transcurrirá en la España de 1930 cuando Alfonso XIII se exilia y llega la segunda República. María Dueñas nos traslada a la España convulsa y agitada de esos años cuando la Universidad de Madrid carecía aún de un núcleo común y tenía repartidos por la capital numerosas instalaciones en su mayoría vetustas u obsoletas. Nos relata la autora como la Ciudad Universitaria estaba aún en fase de construcción, inmersa en un largo proceso que había comenzado en 1927, impulsado por el ideal de Alfonso XIII de dotar a la capital de un recinto universitario similar a los norteamericanos en el que primaría la planificación integral, la arquitectura funcional y las amplias zonas destinadas a deportes y esparcimiento. De esta manera, y con el pretexto de la historia del antiguo profesor María Dueñas nos relata la historia de la Ciudad Universitaria y especialmente, de la Facultad de Filosofía y Letras de entonces que estrenaba una reorganización de sus enseñanzas y contaba con eminentes profesores: Américo de Castro, Ramón Menéndez Pidal, Xaber Zubiri, Tomás Navarro Tomás, Pedro Salinas, Rafael Lapesa. Esa fué la Universidad que conoció Andrés Fontana: una institución que se esforzaba por modernizarse y que poco a poco había ido avanzando desde la atrofía más pertinaz hasta una pujanza moderada pero, ciertamente, esperanzadora.
 
La última historia, la de Daniel Carter, transcurre en la España de finales de los cincuenta en busca de datos para su tesis doctoral sobre el escritor todavía vivo Ramón J. Sender y su novela Mister Witt en el Cantón, una obra sobre el afán independentista y revolucionario de la ciudad de Castagena. De esta manera la autora nos hace visitar Aragón, y especialmente, Chalamera y aquellos lugares en que había vivido su niñez Ramón J. Sender y que siempre perdurarían en su memoria: Alcolea de Cinca, bajo la montaña que parecía cortada a cuchillo, Tauste dónde emplazaría su Crónica del Alba revisitando aquel amor de infancia por Valentina. Siguiendo el recorrido de Daniel Carter de Aragón pasamos a Navarra, de Navarra a Castilla la Vieja, de la Vieja a la Nueva. Quedamos subyugados como él por todo lo que le sale al encuentro: capitales de provincia con calles mayores, yugos y flechas, con casas nobles y casas menos nobles y casas que de noble apenas tenían nada, entre charcos mercados y barrios. Daniel Carter encuentra en los pueblos y los campos escenarios en los que casi siempre aparecían recurrentes los mismos personajes: niños con mugre, mujeres que andaban con canastos sostenidos mágicamente sobre sus cabezas, cerdos y gallinas por las calles embarradas y hombres con boinas y sin dientes a lomos de mulas viejas. En el norte encontró piedra, cal a medida que avanzó hacia el sur, pero las diferencias nunca eran sustanciales, atraso y miseria en una España que sólo cinco años antes había logrado alcanzar la misma renta per cápita de antes de la guerra ya por entonces lastimosamente escuálida.
 
María Dueñas contrapone esa imagen lastimosa de la España que encuentra Daniel Carter con la de la patria que había dejado al partir: una nación próspera y dinámica en la que el baby boom estaba en el punto más glorioso y en la que los ciudadanos asentaban sus casas modernas con optimismo  en las zonas arboladas de los suburbios. Un país en el que los Ford Fairlane y los Chevy Impala llenaban las calles y en el que los electrodomésticos ya no eran objetos de lujo sino aparatos básicos para las rutinas caseras más cotidianas. Una América consumista y contradictoria en la que el bienestar y el entretenimiento convivían con la paranoia anticomunista, los coletazos de la segregación racial y la amenaza de la guerra nuclear.
 
A medida que Blanca se sumerge en el legado de Andrés Fontana se dá cuenta de que le faltan datos que no obran en su poder y de que Andrés Fontana llevaba a su vez una investigación que dejó inconclusa sobre las misiones franciscanas en California, todo apunta a que el antiguo profesor descubrió una misión que no constaba en los archivos históricos y que él llamaba Misión Olvido, una metáfora de la propia misión de Blanca en California. Sin embargo, Blanca antes de conseguir su objetivo deberá conocer de nuevo la traición, esta vez una traición diferente pero que la deja devastada.
 
María Dueñas crea una nueva novela firmemente asentada en datos históricos como lo fué Entre Costuras y que también como ésta  a través de una atractiva trama, intriga, descubrimientos hará de nuevo las delicias de sus numerosos lectores.


martes, 26 de junio de 2012

ENTRA EN MI VIDA DE CLARA SÁNCHEZ

Con ENTRA EN MI VIDA, Clara Sánchez nos ofrece un nuevo thriller, esta vez psicológico, que se adentra en la problemática de los robos de recién nacidos, tristemente de actualidad ahora y de la que cada vez surgen nuevos casos desgarradores. Si embargo, la autora no se adentra en los aspectos penales ni legales de tan turbio asunto, más bien se limita a descubrir la trama y los personajes implicados en ella

La nóvela está narrada en primera persona a través de las voces de las dos protagonistas y hermanas, Verónica y Laura, aportando cada una de ellas, por separado, datos que la otra nunca podría saber lo que constituye un eficaz instrumento narrativo y añade intriga a la narración.

Los secretos y lo oculto tan característicos en los casos de robos de bebés, constituyen el eje central de la narración siempre desde el punto de vista de dos protagonistas que no saben lo que ocurre pero sí que algo trascendental amenaza la dudosa estabilidad de sus vidas, pero mientras Laura tiene una naturaleza pasiva y acomodaticia frente a ese algo misterioso que intuye está ocurriendo en su vida, Verónica es un espíritu fuerte y seguro de sí mismo que sabrá a lo largo de su niñez y adolescencia ir sacando conclusiones tanto de lo que observa a su alrededor como de lo que luego irá descubriendo por sí misma. Ese carácter decidido de Verónica la  constituye, desde el principio, en la guardiana y custodia de su familia que, por supuesto no es consciente de ésto y en la práctica parece  que la hija se supedita a la dudosa autoridad de sus padres.

Pero el carácter decidido y alerta de Verónica no es fruto del azar, sino que empieza a forjarse a los nueve años cuando descubre entre los documentos de sus padres la fotografia de una niña aparentemente de su edad. Inmediatamente ella se da cuenta de que algo desconocido amenaza su vida y es la causa de la tristeza y enfermedad de Betty, su madre -una mujer presa de profundas añoranzas y desconsuelo- y que hace que su padre sea un hombre sin esperanza en el futuro ni ganas auténticas de vivir.

La voluntad de Verónica es inquebrantable y está firmemente dispuesta a encontrar a la que supone es su hermana o al menos a averiguar que fué de ella. Cuando termina el instituto Verónica decide dejar de lado su propia vida, su incipiente carrera universitaria para ayudar y cuidar a su madre que ha caído gravemente enferma y está internada en un hospital y para hacerlo realmente tiene que encontrar a Laura, esa hermana perdida que no se sabe bien si está viva o no mientras la soledad de Betty se convierte en una soledad devastadora que sale de la habitación 407 del hospital  y cae sobre el mundo como un eclipse.

Sin embargo, la enfermedad de Betty hace que poco a poco se vaya olvidando de su obsesión y cuando la desahucian y por fín se va a casa se hace el firme propósito de que el pasado no le robe la poca vida que le queda para poder disfrutar de sus hijos. Mientras, Verónica encuentra a Laura y sin que ella sospeche nada sigue sus movimientos y un día la aborda y le cuenta sus sospechas. Pero mientras para Verónica es importante descubrir la verdad sobre Laura y averiguar si es su hermana, a Laura la verdad le da miedo, supone una ruptura con todo su pasado, con todo lo que ha conocido y en cierta forma amado, la verdad convertiría su vida en una página en blanco.

Clara Sánchez nos brinda un thriller trepidante, un relato que no tiene desperdicio sobre uno de los temas más apasionantes del momento como son los niños robados y los sujetos que se mueven en torno a ellos, a la vez que retrata con agudeza el profundo drama humano que supone para las familias engañadas la supuesta muerte de un bebé que en el fondo saben que es mentira, todo ello en un estilo fácil y una estructura que recuerda mucho al premiado LO QUE ESCONDE TU NOMBRE.









miércoles, 23 de mayo de 2012

MEMORIAS DE UNA VIUDA DE JOYCE CAROL OATES

En esta novela autobiográfica que constituye un documento desgarrador y auténticamente sincero, Joyce Carol Oates nos narra  sus penalidades más íntimas durante la enfermedad de su marido y después de su muerte, al quedarse viuda, su dolor lacerante, su desconsuelo. La autora expone más que en ninguna otra de sus obras toda su intimidad de la que siempre ha sido tan celosa, al descubierto.

Desde el principio, su experiencia se podría condensar en un sentimiento nuevo para ella: una  enorme vulnerabilidad, el desmoronamiento de toda la estabilidad y confianza en la vida que tenía; nos logra transmitir la sensación de que todo lo que tenemos puede desaparecer por completo y dejarnos desvalidos cuando lo nunca previsto, lo inesperado irrumpe en nuestras vidas de repente.

Nos remite a lo atemorizantes que pueden ser algunos lugares comunes como un hospital con sus numerosas salas, habitaciones y personal: médicos, enfermeras, personal subalterno y nos hace llegar fácilmente el olor de la melancolía que se respira en ellos, pues  es el olor de la memoria.

El abrumador sentimiento de culpa por no haber estado con Ray, su marido, en el momento de la muerte así como la idea de que no lo ha conocido lo suficiente, -su misma proximidad le hacía distinguirlo deformado, sin objetividad- impregna las páginas de la novela. La idea de que Ray murió por negligencia médica y solo no la abandona. Un gran afán de conocer aspectos insospechados de Ray invade a Joyce cuando se queda viuda. Ansía descubrir cosas sobre él que, supuestamente, por negligencia o falta de interés y de tiempo nunca llegó a sospechar. Ésto la lleva a releer sus escritos, incluso una novela inacabada de hace más de diez años que se ocultaba en el fondo del armario mientras la sensación avasalladora de haberle fallado la inunda. 

Todo le recuerda al ausente y en su casa tiene numerosas habitaciones que ella llama "fantasmas" a las que se ha prohibido entrar. Tampoco puede cocinar ni comer normalmente pues la idea de hacerlo sola le repele. Sólo su trabajo como profesora en la universidad la estabiliza y constituye para ella una especie de oasis en medio de un desierto devastador, haciéndole sentir que todavía puede realizar cosas de valor, que no está acabada, ya que como ella dice: "Navegamos siempre a la deriva y en la incertidumbre. Nada se queda a nuestro lado. Esta es nuestra condición natural y, sin embargo, es completamente opuesta a nuestras inclinaciones: ardemos en deseos de encontrar un terreno firme y una base segura y definitiva sobre la que construir una torrre que llegue hasta el infinito, pero la tierra se abre hacia el abismo".

La idea del suicidio invade el ánimo de la viuda. Es la posibilidad de una vía de escape (aunque sin retorno) al doloroso mundo en que se ha convertido su vida. La idea está ahí. La posibilidad de utilizar esa escapatoria es consoladora en extremo. La viuda, sin embargo, en su fuero interno no quiere el suicidio, por lo que establece un continuo coqueteo con él sin llegar nunca a decidirse, pero hace acopio de pastillas para dormir y otros fármacos por si acaso en un futuro pudiera necesitarlos, hasta que poco a poco va encontrando, a tientas, las suficientes fuerzas para reanudar de nuevo su vida.

Memorias de una Viuda analiza minuciosa y completamente el dolor en el que queda inmersa Joyce Carol Oates tras la enfermedad y posterior muerte de Ray. La terrible soledad y añoranza que la invaden. Pero no son sólo unas memorias de pérdida y duelo, sino que para la autora, como para todos los que lloran a un ser querido, la única forma de sobrevivir es a través de los demás, lo que hace que esta obra sea un documento inédito y valiente que apuesta siempre por los innumerables resortes que tiene el ser humano para rehacerse de la desgracia. La autora nunca había publicado nada tan personal y tan sincero, nada tan íntimo y real. Una narración que nos sobrecoge y nos hace conocer mejor a esta gran escritora de las letras americanas. 


jueves, 3 de mayo de 2012

LOS JEFES. LOS CACHORROS DE MARIO VARGAS LLOSA

Los Jefes, Los Cachorros son relatos primerizos de Mario Vargas Llosa donde ya se pueden apreciar todas las destrezas narrativas que harían de su autor un gran escritor.

Algunas historias constituyen ritos de iniciación como Los Jefes, relato de pasión y rebeldía juveniles. En él un grupo de muchachos de cursos superiores de un colegio se rebelan contra la arbitrariedad del director, que se niega a proporcionar horarios para los exámenes y así poder examinar en cualquier momento a los alumnos. Pero en esta sublevación inusitada uno de los cabecillas emplea la violencia contra los más pequeños del colegio y se desata el pánico. La rebelión será abortada y los sublevados tendrán un castigo ejemplar. Es el comienzo del despertar a la injusticia y la incomprensión, así como a la interiorización de que muchos esfuerzos e ilusiones no siempre se ven recompensados con los logros soñados. Los Jefes es un cuento de juventud que destila pasión y violencia ante la tiranía y la opresión de los poderosos.

En otros relatos como en el Desafío se expone con pasión una lucha dónde la vida no tiene mucha importancia. Serán las pasiones y los gestos heroicos los que tienen preponderancia sobre la propia vida. Es la apuesta insensata de un momento de pasión y heroicidad dónde la vida no es más que un instrumento para ganar el sello del prestigio ante los iguales. El Desafío es el relato vibrante de un duelo a cuchillo entre dos hombres, un combate que llena de tensión la atmósfera dónde los combatientes elaboran una danza macabra que tiene como culminación acabar con la vida del contrario.

El tema de El Hermano Menor es el de la venganza equivocada, la historia de un terrible error que acaba injusta y despiadadamente con la vida de un hombre. Inútiles resultarán la ira y las lamentaciones después de un acto precipitado y brutal.

Una competición esforzada entre dos contrincantes que se juegan el amor de una muchacha será el escenario de Día Domingo, dónde el ansia de ganar  lleva casi a perder la vida a los dos oponentes, pero será para el vencedor, que salva al otro muchacho de una muerte cierta, para el que suponga la prueba un rito de iniciación, una nueva vida dónde todo parece sonreirle.

Un Visitante narra magistralmente la historia de una traición. El Jamaiquino es soltado de la cárcel con la condición de tender una trampa y entregar a Numa, a quién busca la policía. Pero los delatores no son del agrado de nadie, ni siquiera de la policía que le abandona a su suerte en medio del bosque.

Los Cachorros constituye el relato culminante del libro y parece estar basado en una historia real narrada con profunda nostalgia. Cuéllar, un muchacho que se queda impotente después del ataque de un sabueso, experimenta a consecuencia de ésto un cambio radical en su vida. Pero será en la edad adulta dónde adquiera plena conciencia de su condición y, a partir de ahí, comienza a jugarse la vida y a tener terribles accidentes hasta que se mata. Sus amigos lamentan su pérdida, pero nadie ha podido hacer nada por evitarlo y la vida sigue su curso.

Los Jefes. Los Cachorros son historias de pasiones y ritos que se llevan a cabo para dejar constancia de una gesta, que sin el sabor de la victoria o el fracaso, sin la apuesta insensata de un momento de heroicidad dónde la vida no parece tener valor alguno, carecería de sentido.



viernes, 9 de marzo de 2012

CARTAS A UN JOVEN NOVELISTA DE MARIO VARGAS LLOSA

Cartas a un Joven Novelista es un breve ensayo de Mario Vargas Llosa escrito en forma epistolar y dirigido a alguien que tiene ilusión por comenzar su carrera de escritor. Escrito huyendo de la pedantería y la grandilocuencia que muchos escritores usan para poner de relieve sus ideas en forma compleja, está escrito en una prosa fácil y atrayente que contagia su devoción por la literatura.

En este ensayo el autor establece unos "requisitos" que, en su    opinión,  debe tener todo aspirante a escritor, y establece la diferencia entre esta aspiración y la vocación de escritor, subrayando que es una tarea absorbente y plena, no una dedicación de unas horas por entretenimiento. Hace hincapié en la idea de que todo escritor es un rebelde que escribe para contrarrestar la realidad vivida y, a manera de un demiurgo, crea su propia realidad contenida en la historia que escribe, razón por la cual han estado tan perseguidas las novelas en regímenes totalitarios o en la Inquisición española. Porque la ficción no es el retrato de la Historia sino aquéllo que no sucedió y precisamente por ello debió ser creado por la imaginación y las palabras para aplacar las ambiciones que la vida verdadera era incapaz de satisfacer.

El autor reflexiona sobre "los posibles peligros" que conlleva el juego de la literatura. Porque quien mediante la lectura vive una gran ficción, regresa a la vida real con una sensibilidad mucho más alerta ante sus limitaciones e imperfecciones, ya que aquellas magníficas fantasías le hacen ver el mundo real, la vida vivida, infinitamente más mediocre que la vida inventada por los novelistas y ésto genera una rebeldía frente a la autoridad, las instituciones o las creencias establecidas.

Expone su idea de que el lugar de dónde salen las historias de un novelista es de la propia experiencia. Nadie puede escribir de algo que no sabe, que no ha experimentado en su vida o en distintos momentos de ella de una manera u otra. Esa es la fuente de la inspiración de todo escritor. Luego, a partir de esa materia prima, el novelista elabora dicha experiencia y a través de la imaginación y el conocimiento va urdiendo la trama para sus historias. Por eso, el novelista no elige sus temas sino que es elegido por ellos. Para escribir sobre algo debe haberlo vivido primero. En eso consiste la autenticidad o sinceridad del novelista: en aceptar sus propios demonios y en servirlos a la medida de sus fuerzas.

Sigue hablando del fondo y forma de la novela y su inseparable trabazón. La separación entre fondo y forma es artificial, sólo admisible por razones expositivas y analíticas, y no se da jamás en la realidad, pues lo que una novela cuenta es inseparable de la  manera como está contado. Esta manera, la forma de contar, es lo que determina que la historia sea creíble o increíble, tierna o ridícula, cómica o dramática, no la historia en sí misma, sino las palabras con las que está contada, ésto sería el poder de persuasión de la novela, su habilidad para hacernos real la historia y que no solamente la encontremos aceptable, sino que la podamos vivir mientras la leemos.

Pero no sólo por el hecho de tener un autor se hallan las novelas unidas a la vida verdadera; también porque si ellas, en lo que inventan y realatan, no opinaran sobre el mundo tal como lo viven sus lectores, para éstos una novela sería algo remoto e incomunicable: jamás tendría poder de persuasión, nunca podría hechizarlos, seducirlos, convencerlos de su verdad y hacerlos vivir lo que les cuenta como si lo experimentaran en carne propia.
Continúa Mario Vargas Llosa desgranando su lección sobre cómo escribir historias cuando habla de que la eficacia de la escritura novelesca depende de dos atributos: su coherencia interna y su carácter de necesidad. Esto es, la historia de una novela puede ser incoherente, pero el lenguaje que la plasma debe ser coherente para que aquélla incoherencia finja exitosamente ser genuina y vivir. En cuanto al carácter de necesidad, podríamos hablar mejor de estilo. Los estilos fracasan porque no los sentimos necesarios; nos damos pues cuenta de que las historias contadas de otra manera, con otras palabras serían mejores. No ocurre así en las historias que cuentan los grandes novelistas o contadores de cuentos como Borges, Faulker o Isak Dinesen. Esa perfecta integración entre fondo y forma es lo que constituye el atributo de necesidad que tiene una escritura creadora.

Nos remite a continuación el autor a la variedad de problemas o desafíos que debe hacer frente quien se dispone a escribir una historia como el narrador, el espacio, el tiempo y el nivel de realidad, las mudas y el salto cualitativo, las cajas chinas, el dato escondido, los vasos comunicantes y los aclara paso a paso poniéndo múltiples ejemplos de obras que son conocidas pero que, a la vez, son también sus favoritas haciendonos seguir así una interesante incursión por grandes novelas de todos los tiempos.

Cartas a un Joven Novelista es un ensayo ameno y didáctico no sólo para aquél que tenga aspiraciones literarias porque como dice Mario Vargas Llosa al final del ensayo, la única manera de hacer realidad esta intención es empezar a escribir,  sino para todo el que sea amante de la literatura y que se pregunte qué hay detras de las historias que tanto le gusta leer.





miércoles, 29 de febrero de 2012

EL PRISIONERO DEL CIELO DE CARLOS RUIZ ZAFÓN

Carlos Ruíz Zafón nos brinda en el Prisionero del Cielo la tercera novela de aventuras que completa la trilogía después de La Sombra del Viento y el Juego del Ángel y aunque cada una de ellas es una obra acabada que se cierra en sí misma, en el epílogo nos prepara para aguardar la siguiente novela en la  que, por fín, se desentrañará el misterio final.
Con una clara reminiscencia de la novela picaresca y en un lenguaje impecable, El Prisionero del Cielo se desenvuelve en Barcelona, en los años borrascosos del franquismo, dónde el arribismo y exterminio a los oponentes eran moneda de cambio corriente y la "paz" sólo se podía conseguir al precio del sometimiento más abyecto. La novela empieza en noviembre de 1957 y se va alternando con otro relato situado en el pasado, en 1939.
Daniel y Fermín, los héroes de las dos anteriores novelas, se encuentran con sus vidas encauzadas y trabajando en la librería familiar Sampere. Daniel casado con Beatriz y con un niño de pocos meses y Fermín a punto de seguir su ejemplo, cuando un extraño personaje irrumpe en sus vidas de manera abrupta y los lleva a remontarse a un pasado que creían cerrado para siempre, en los años en que Fermín es hecho prisionero de los nacionales y encarcelado en la fortaleza de Montjuic, dónde la muerte anidaba en silencio y los barceloneses, atrapados en la más larga noche de su historia, preferían no alzar la vista al cielo para no reconocer la silueta de la prisión en lo alto de la colina. Allí Fermín conoce a un escritor del que ha leído todas sus historias, David Martín, al que todos llaman el Prisionero del Cielo, encerrado por haber sido acusado de dar muerte a su mentor y mejor amigo, Pedro Vidal, y a su esposa, Catalina; pero en realidad, ha sido encarcelado con falsos testimonios comprados y sus libros han sido quemados por atentar contra la moral y el orden. Sin embargo, David Martín tiene una amiga, Isabella, una mujer a la que ama por encima de todas las cosas y ella hará lo imposible por liberarlo. Pero la cárcel, enormente vigilada está dirigida con mano de hierro y un régimen durísimo por el director, Mauricio Valls, que debe su puesto a estar casado con una mujer inválida, hija de un poderoso industrial, cuyos tentáculos sostenían buena parte del presupuesto del general Franco y de sus tropas. Este siniestro personaje, con delirios de grandeza y empeñado en que sus abominables escritos alcancen al lector común, chantagea a David Martín para que le reescriba su obra y poder así triunfar, amenazándole, si no lo hace con encarcelar para siempre a Isabella, a su marido y quitarles el niño de pocos meses que tienen. Estos dos personajes, David Martín y Mauricio Valls tendrán una influencia directa en Daniel cuando se entera por Fermín del papel que han tenido en la vida y la muerte de Isabella, su madre.
De esta manera, Carlos Ruíz Zafón nos sumerge en una trama absorbente que es, a la vez continuación de sus dos novelas anteriores, y nos hace respirar el drama de una época convulsa, con los estandartes del terror y del miedo siempre presentes; una época que es necesario no olvidar del todo y mantener en el recuerdo para que no se pueda volver a repetir.

martes, 21 de febrero de 2012

EL PRINCIPITO DE ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY

El Principito es un libro lleno de magia e imaginación, aunque su mensaje, algo confuso, no ha dejado de maravillar a millares de lectores. Se debe aclarar que el Principito no es un libro para niños, aunque como los libros de Lewis Carroll, fue "expresamente" hecho para niños. Pero parece que el mensaje del libro se dirige a personas de cierta edad que puedan ser capaces de analizar las relaciones de amor y amistad que se deslizan en su subtexto. Una explicación banal reduciría el libro a una fábula moral: los niños que aún no han perdido la inocencia, son capaces de de comprender las verdades de este mundo mejor que los adultos. Sin embargo, todos los relatos de Saint-Exupéry son más una búsqueda del significado de la vida: dentro de una metafísica abstracta, algo confusa, los personajes buscan y/o encuentran una dirección: su estrella; y expresan una filosofía individualista. Pero tampoco deja de ser la expresión de una moral humanista, aunque no se debe seguir abusando de la metáfora en busca de un significado, el entretejido de los símbolos de este libro apasionado permanece indescifrable, y es mejor que se mantenga así.
El Principito narra la aventura de un piloto cuyo avión ha sufrido una avería y se halla en pleno desierto del Sahara, a miles de kilómetros de un lugar habitado, en una situación límite de vida o muerte. En ese momento encuentra a un pequeño ser extraterreno de aspecto humano, el Principito. La conversación entre los dos personajes se desarrolla sobre el telón de fondo de una situación de vida o muerte, y algunos críticos han querido ver un diálogo entre el ser adulto y su antiguo "ser" niño, con una mecánica dialéctica que se inicia cuando el Principito plantea su primera exigencia: "Dibújame un cordero". En los primeros nueve capítulos el punto de vista del narrador oscila de la tercera a la primera persona.
Nos enteramos que el Principito habita el planeta B612, del tamaño de una casa, que tiene tres volcanes (uno inactivo) y una rosa. El "niño" ocupa su tiempo arrancando los baobads que intentan echar raíces y pueden destruir el planeta. El Principito ama a su rosa, pero ésta es caprichosa, a veces intratable, y cuando nuestro héroe siente no ser correspondido inicia un viaje -con un estilo que recuerda al de Voltaire- para conocer el resto del universo, visitando otros seis asteroides. Allí conoce una serie de personajes curiosos, con los que entabla conversación: el rey, el vanidoso, el borracho, el hombre de negocios, el farolero y el geógrafo. Y por último, se dirige a la Tierra. Allí conoce y hace amistad con un zorro, con lo cual comienza el capítulo XVI y el punto de vista cambia a tercera persona.
Aquí estamos ante la escena más emotiva: el zorro pide al niño que lo "domestique", una forma de establecer una relación de dependencia entre ambos. Entonces el Principito advierte que su flor lo ha domesticado, le ha hecho creer que ella es la única en el universo, convicción que se refuerza al encontrar un jardín de flores iguales a "su" rosa. Y, en este tono surrealista, el zorro le confía un secreto que sintetiza de alguna manera el mensaje de la novela: "Lo esencial es invisible a los ojos"... para luego agregar: "Es el tiempo que has perdido con tu rosa lo que la hace tan importante".
Devorado por la ansiedad y el deseo de regresar a su propio planeta, el Principito se deja alcanzar por un rayo y muere (o se desvanece en la noche), después de haber consolado, bien o mal al piloto que se había unido al pequeño personaje.
El Principito está tejido con esos hilos invisibles que apenas separan lo que es el cuento de la poesía. Un libro repleto de significados, muchos ocultos, otros obvios, siempre interesante.


LA SEÑORITA DE TACNA/ KATHIE Y EL HIPOPÓTAMO DE MARIO VARGAS LLOSA

En la Señorita de Tacna Mario Vargas LLosa vuelve al punto recurrente en su escritura: Cómo nace la ficción y reflexiona sobre ello. Esta obra de teatro cuenta de qué manera nacen las historias así como su necesidad en la vida del individuo y como forma de sobrellevar la vida.
El cuento, la ficción, gozan de aquello que la vida vivida siempre carece: un orden, una coherencia, una perspectiva, un tiempo cerrado que permite determinar la jerarquía de las cosas y de los hechos, el valor de las personas, los efectos y las causas.
Para conocer lo que somos, como individuos y como pueblos, no tenemos otro recurso que salir de nosotros mismos y, ayudados por la memoria y la imaginación, proyectarnos en la ficción. Así lo hace Belisario que recurre a sus recuerdos para crear una historia. Resucita así a sus abuelos, a sus tíos, a su madre y, sobre todo, a la Mamaé, esa abuela postiza pero entrañable que le cuidó de niño y al amparo de cuyos relatos Belisario sintió, por primera vez, la vocación de ser escritor. Ahonda pues en el pasado de la Mamaé, en cómo anuló su boda en vísperas de celebrarse al darse cuenta de que su novio le era infiel y tenía una amante. La Mamaé decide no casarse nunca  y se dedica a ser una segunda madre de los hijos de su prima Carmen que la trata como a una hermana y de cuyo marido está secretamente enamorada.
Belisario no se acuerda de todo, es más, hay cosas que no sabe, pero va construyendo su historia y supliendo con imaginación lo que le falta al recuerdo para construir su ficción. En otro orden de cosas La Señorita de Tacna se ocupa de temas como la vejez, la familia, el orgullo, el destino individual pero vuelve una y otra vez a su tema recurrente: la manera en que nacen las historias, la manera como el arte de mentir que es el del cuento es también, asombrosamente, el de comunicar una recóndita verdad humana ya que el cuento es una de las escasas formas -quizá la única- capaz de expresar esa unidad que es el hombre que vive y el que sueña, el de la realidad y el de los deseos.
En Kathie y el Hipopótamo asistimos a una obra que transgrede los límites convencionales de la normalidad y ocurre en el mundo objetivo y en el subjetivo como si fueran uno sólo, moviéndose con entera libertad en una y otra dirección.
Mediante las técnicas combinadas del humor, el suspense y el melodrama lleva al espectador a aceptar la confusión de órdenes separados de la realidad: lo visible y lo invisible, lo sucedido y lo soñado, el presente y el ayer. La vida objetiva se impregna de subjetividad y la vida subjetiva adquiere la concreción física y temporal de lo objetivo. Los seres de carne y hueso tornan a su, en cierto modo, irrealidad y los fantasmas tornan a ser seres de carne y hueso. El tema central de Kathie y el Hipopótamo es, quizá, la naturaleza del teatro en particular y la de la ficción en general. Mario Vargas Llosa reflexiona aquí también en cómo la ficción se nutre y elabora tanto de la propia experiencia como de los deseos insatisfechos e inconfesables a los que la imaginación torna en ficción. Para hacerlo se vale de unos personajes a ratos reales y otros fantasmales, prodúctos del subconsciente, que hace brotar los deseos más reprimidos y ocultos, esos deseos no conocidos incluso por aquél que los experimenta y que sólo salen a la luz a través de la ficción. Surgen así unos personajes complejos, poliédricos, con múltiples aspectos que desconciertan, atraen y repelen al espectador.

jueves, 16 de febrero de 2012

EL PARAÍSO EN LA OTRA ESQUINA DE MARIO VARGAS LLOSA

En El Paraíso en la Otra Esquina Mario Vargas Llosa relata la vida del pintor Paul Gauguin y la de la activista social Flora Tristán, su abuela materna. Aunque la vida y caracteres de estos dos personajes son muy diferentes, el autor los une a tenor del sueño que ambos compartieron y que persiguieron y lucharon por conseguir con un mismo afán: El de buscar un Paraíso en la tierra. Paul Gauguin buscaría esta utopía, por dos vías, a través del arte y a través de su propia vida. En el arte, despojando poco a poso a su pintura de toda norma estética occidental y buscando en el arte y cultura primitivos de Tahití, Japón y las islas Marquesas elementos novedosos y de inspiración para su pintura. Pero no sólo buscó transformar el arte del siglo XIX al que consideraba atrasado y decadente sino que también transformó toda su vida apartándose todo lo que pudo de la civilización occidental, asumiendo así su soñada condición de salvaje, camino que comenzó abandonando su exitoso trabajo en la bolsa de Paris, a su esposa, sus hijos y sus amigos. Mario Vargas Llosa se adentra en el mundo primitivo y de gran riqueza del pintor para mostrarnos tanto al hombre que se hizo "salvaje" como al artista que concibió un mundo distinto que fusionaba realidad y fantasía, dónde los colores cobran una nueva vida y tienen otro significado, dónde la estética, sin cánones establecidos, consiste en una entera libertad, en una obra donde se destaca la esencia, la pureza, lo supremo. Ésto se aprecia de una manera especial en sus cuadros, sobre todo en sus obras maestras como Manao Tupao que el autor describe así: "revela la mano de un exeuropeo, excivilizado y excristiano que a costa de voluntad, aventuras y sufrimiento había expulsado de sí la afectación frívola de los decadentes parisinos y regresado a sus orígenes, ese esplendoroso pasado en que religión y arte, esta vida y la otra eran una sola realidad. La noche en que concibió el cuadro inspirado por su mujer tahitiana, Teha'amana, Koke, como ella lo llamaba, vió rasgarse el velo de lo cotidiano y surgir una realidad profunda, donde podías trasladarte a los albores de la humanidad y codearte con los ancestros que daban sus primeros pasos en la historia, en un mundo todavía mágico de dioses y demonios entremezclados con las gentes." Su otra obra maestra, Nevermore, inspirada en Tahití a raíz de la muerte de su hija, pero también en el poema El Cuervo de Edgar Allan Poe es comentado así por Vargas Llosa: "ya no arrastra esa fascinación romántica por el mal, por lo macabro, por lo tétrico. Al cuervo lo tropicaliza, volviéndolo verdoso con pico gris y alas manchadas de humo. En el mundo pagano constituído por el cuadro la mujer aceptaba sus límites, se sabía impotente contra las fuerzas secretas y crueles que se abaten de pronto sobre los seres humanos para destruirlos. La sabiduría primitiva no se rebela, llora o protesta, enfrenta los males con filosofía, con resignación. Asomaban flores imaginarias, unas infladas siluetas tuberosas, un velo con nubes navegantes que podían ser las pinturas de una tela que cubría el muro o un cielo que asomaba por una ventana abierta en el recinto. En estas florecillas se manifestaba la ambigüedad recóndita del mundo primitivo". El autor incide en la separación del arte occidental de la época que llevó a cabo Gauguin para innovar la pintura de la manera en que lo hizo, pintando no sólo con su inteligencia, sino con su corazón, alma y todos sus sentidos e impulsos, sacando su arte de lo profundo del inconsciente dónde arraiga todo lo irracional.
Las Islas Marquesas dónde soñaba, poco antes de morir, Vincent van Gogh y dónde quería instalar el estudio del Sur, esa comunidad de artistas de la que Paul Gauguin sería el maestro y donde todo pertenecería a todos pues habría sido abolido el dinero corruptor, fué la morada última de Gaugin, pero muy distinta de lo que Van Gogh había pensado: Un lugar en el que en un marco único de libertad y belleza, el fraterno grupo de artistas, viviría dedicado a crear un arte imperecedero, unas telas una escultura cuya vitalidad atravesaría indemne los siglos. En realidad, cuando llegó a las soñadas islas la salud de Gauguin ya estaba muy deteriorada y apenas veía, la pintura en esas condiciones era imposible, pero allí pasó sus últimos días soñando esa bella utopía del Paraíso en la tierra.
Mario Vargas Llosa nos demuestra que Flora Tristán, la abuela materna de Gauguin, también soñó algo parecido. Después de un matrimonio desgraciado con André Chazal, y de ser violada reiteradas veces por su marido, Flora concibe el sexo como una aberración, una tortura, una forma de sometimiento al hombre y contra todo pronóstico, la opinión de todos y la sociedad de su tiempo, abandona a su marido y realiza diferentes oficios, todos humildes y desagradables  para ganarse la vida y mantener a sus hijos. Ni que decir tiene que la justicia la persigue y que tiene que ocultarse continuamente para huir de su marido y de la ley. Finalmente, decide visitar a su familia paterna en Perú y reclamar allí su herencia para poder vivir de manera más llevadera. No lo consigue, pero a su regreso y ayudada por algo de dinero que le deja su tío, Pío Tristán, se dedica a leer e instruirse y seguirá las enseñanzas de los sansimonianos, las de Etienne Cabet y las del escocés Robert Owen, pero sobre todo la entusiasma la doctrina de Charles Fourier que reconocía la injusta situación de la mujer y del pobre y se proponía repararla organizando el mundo en falansterios, unidades de cuatrocientas familias cada una, sin explotadores ni explotados, donde el trabajo y sus frutos se repartirían de manera equitativa, remunerando más los quehaceres más ingratos y menos los más placenteros y dónde reinaría la más absoluta igualdad entre hombres y mujeres. Sin embargo, Flora no estaba de acuerdo en la total libertad de que se gozaría para cualquier forma de sexo, desde su matrimonio siempre había desconfiado de las teorías que exaltaban la vida sexual, los placeres del cuerpo, como uno de los ojetivos de la futura sociedad. Este fue uno de los temas que la llevaron a apartarse de Charles Fourier. Gracias a su libro las Peregrinaciones de una Paria y al intento de asesinato de que fué objeto por su marido, André Chazal, Flora se hubiera podido convertir en una gran dama. Hubiera sido una George Sand, señora del gran mundo halagada y respetada por todos, con una intensa vida social y además denunciaría en sus escritos la injusticia, pero comprende inmediatamente que una sirena de los salones parisinos jamás sería capaz de cambiar un ápice la realidad social ni ejercer la menor influencia en los asuntos políticos. Ella piensa que su deber es redimir a los explotados, unir a los obreros, conseguir la igualdad para las mujeres, hacer justicia a las víctimas de este mundo y renuncia a todo por amor a la humanidad. Comprende que la única manera de emancipar a la mujer y conseguir para ella la igualdad con el hombre era hermanando su lucha con la de los obreros, las otras víctimas, los otros explotados, la inmensa mayoría de la humanidad. Flora empeñaría su corta vida en ello.
El autor nos muestra, de esta manera, que Flora Tristán y Paul Gauguin, aunque por distintos caminos -uno buscaba la libertad total tanto personal como en el arte; la otra la justicia absoluta- compartirían así una misma utopía, un mismo sueño, dedicarían su vida a la misma causa: la de crear un Paraíso en la Tierra dónde la felicidad de todos fuera posible.

martes, 7 de febrero de 2012

EL IMPERIO ERES TÚ DE JAVIER MORO

El Imperio Eres Tú de Javier Moro es una novela-ensayo histórico-biográfica que se adentra en la vida, aventuras y amores del emperador Pedro I de Brasil, -y también, por un corto período, Pedro IV de Portugal; un hombre que de ser emperador se convirtió en soldado por propia voluntad luchando por la libertad y la constitución en América y en Europa, como un Bolívar o un San Martín, en una época -el siglo XIX- en que el absolutismo era moneda de cambio corriente; un hombre que promulgó la Constitución más libertaria de su tiempo; que intentó desesperadamente suprimir la esclavitud en Brasil; que proclamó la independencia de Brasil aún en contra de los deseos de su padre el rey Juan VI de Portugal, gobernando así el país más extenso de América del Sur.
Pero el autor no se centra meramente en el aspecto histórico, sino que ahonda y profundiza en el alma y la personalidad de sus personajes, haciéndolos próximos y entrañables. Asistimos, de este modo, al espectáculo de un hombre de grandes contradicciones, con enorme intuición para aprovechar los momentos propicios y sacarles partido, logrando ser un gobernante querido y aclamado por el pueblo; un gobernante que enfervorecía a las masas pero, por otra parte, se nos muestra a un emperador disoluto, con una enorme debilidad por las mujeres y  que aunque sólo se casó dos veces tuvo un gran número de amantes y casi cien hijos.
Pero Pedro I no es el único protagonista de El Imperio Eres Tú, también lo es su primera esposa, Leopoldina, archiduquesa de Austria y emperatriz consorte de Brasil, cuya inteligencia, personalidad y buen gobierno quedan admirablemente descritas por Javier Moro en este ensayo y colocan a la emperatriz en un lugar relevante, resaltando el hecho de que gracias a Leopoldina, Pedro consolidó y aglutinó su imperio; era ella, en realidad, la que se reunía con los ministros para tomar las decisiones mientras su marido estaba con su amante, Domitila de Castro, ajeno a los intereses de estado y también a los de la propia Leopoldina, que vivía sumida en la tristeza por el abandono y traición de Pedro y acobardada por las intrigas palaciegas que conspiraban en su contra ya que la consideraban una extranjera. 
Pedro llegó al extremo de construir un palacio a Domitila enfrente del de San Cristóbal, donde residía Leopoldina y la hizo dama de compañía de la emperatriz colocándola por encima de ella en poder y riqueza. Sin embargo, Leopoldina soportó estoicamente tanto las infidelidades de su marido como las injusticias de que era objeto por parte de todos los cortesanos y siguió muy a su pesar viviendo en ese país del que era emperatriz y dónde el pueblo, que sabía de su infortunio y que nunca se lo perdonó al emperador, siempre la adoró. 
Por otra parte, Javier Moro nos hace una auténtica inmersión en el ambiente denso, vibrante y sumamente exótico de la Amazonia donde nos vemos rodeados de palmeras, buganvillas, epes con sus flores malva que contrastan con el verde oscuro de las montañas altas y redondas. Las descripciones son tan exactas y evocadoras que de su mano logramos adentrarnos y casi tocar  ese exuberante paisaje tropical.
Descubriremos que la idea de crear Brasilia la tuvo el estadista José Bonifacio, mano derecha del emperador y una gran cantidad de datos curiosos que siempre gusta conocer como los orígenes de los carnavales; la devoción de Pedro I por el Quijote; las relajadas costumbres de la Corona respecto al sexo en aquellos tiempos; la posibilidad de haber tenido en el siglo XIX un emperador de toda la península Ibérica, etc.
El autor ha creado un ensayo histórico-biográfico detallista en extremo, aunque obviando datos de estudio que pudieran resultar aburridos al lector de narrativa y aportando, a su vez, calidez y rítmo a la prosa, que resulta espléndida con algunos diálogos de vez en cuando.    
Un Premio Planeta extraordinariamente merecido el de Javier Moro. 

lunes, 16 de enero de 2012

YO CONFIESO DE JAUME CABRÉ

Yo confieso es una monumental novela de Jaume Cabré, a la vez que una carta dirigida a la amada, una autobiografía, un conmovedor mea culpa de un hombre que se dedicó a estudiar y reflexionar sobre la historia de la cultura y de las ideas y, por encima de todo, sobre la naturaleza y razón del mal, pero que no supo vivir su propia vida y romper con los lazos asfixiantes del pasado y el legado de sus padres. Adriá Ardevol es, primero, un niño prodigio y luego un hombre sabio obsesionado por la historia de sus padres y por los manuscritos y objetos que constituyen su legado, entre ellos un misterioso violín storioni, adquirido por su padre de modo fraudulento y que se remonta a mil setecientos sesenta y cuatro. Adriá a través de varios relatos concatenados en los que mezcla recuerdos, indicios, hechos e imaginación, irá reconstruyendo la historia de sus padres, la relación entre ellos y el orígen del storioni, a la vez que las razones de Sara Voltes Espstein, el amor de su vida, para huir de él, porque toda la narración está encaminada a perpetuar, al menos en el relato, el nombre y la presencia de Sara. Estudioso y pensador, poseedor de una vasta biblioteca y dedicado también a coleccionar pergaminos y escritos antiguos que gracias a su prodigioso conocimiento de diferentes lenguas logra desentrañar, el protagonista convierte así en realidad el deseo de su padre de que fuese un erudito, a la vez que adquiere también su obsesión  por coleccionar objetos y escritos raros y valiosos y también pinturas como el cuadro del monasterio de Santa Maria de Gerri de Modest Urgell al que siempre ilumina el sol desde Trespui, tan evocador en los relatos de Adriá y en su propia vida. La narración se desarrolla en tiempos de la Barcelona franquista, mientras estallaba la guerra por toda Europa, cuando la hipocresía era moneda corriente de cambio de la que nadie se salvaba y la represión una costumbre que se exigía para poder seguir viviendo. Desde el principio, el narrador en primera persona se torna narrador omnisciente para remontarse a un pasado que no vivió pero que conoce o intuye, otorgando así inmediatez al relato a la vez que atrapa la atención del lector. Las dos principales narraciones secundarias adquieren especial relevancia para la historia principal como la referida al Tercer Reich que subraya la inhumanidad y crueldad de que hacían gala los oficiales alemanes para seleccionar a los presos judios que acabarían muriendo como ratas en Auschwitz, o los experimentos de los médicos nazis con niños judios a los que mutilaban para probar sobre ellos nuevas técnicas y medicamentos. De la narración de unos horrores que se perpetraban en nombre de la Patria y el Führer, Jaume Cabré pasa a continuación a través de otra narración a resaltar los que cometía en nombre de Dios y de la Santa Fé Católica y Apostólica la Santa Inquisición  Estas dos narraciones primero convergen en una sola y luego se van confundiendo en un mismo párrafo hasta acabar las dos en una misma línea indivisibles una de otra. Esta técnica utilizada por Cabré resalta así un mismo texto, un mismo credo, una misma religión contra natura en un universo enloquecido donde reina el horror de las pesadillas. Pero el autor nos muestra que la pesadilla no solo la vivían las víctimas sino también los verdugos que actuando al límite de su propia conciencia llegaban a execrar de su suerte como Bruno, un soldado nazi de treinta años, que ante la matanza que debe perpetrar, llevar a una niña de siete años a la cámara de gas,  prefiere suicidarse delante de sus superiores que le conminan a cumplir con su deber, con la esperanza de irse directamente al infierno, otro infierno más clemente que el terreno; aunque en general en estas historias sobre la crueldad que se ceba sobre seres inocentes, Jaume Cabré subraya que el matar en nombre de Dios o de la Patria no deja en los verdugos ningún resto de culpa, ningún sentimiento de compasión porque el matar por una idea les deshumaniza. Surgen en estas narraciones secundarias personajes perfectamente perfilados y controvertidos como el Inquisidor Nicolau Eimeric, Fray Miquel de Susqueda, su secretario, el Obersturmbanfürer Rudolf Höss, el doctor Voigt y Konrad Budden quien dedica sesenta años de su vida a intentar reparar lo que ha hecho aunque sabe que eso es imposible.  Al hilo de estos relatos, Adriá se dedica a reflexionar sobre el orígen y la naturaleza del mal (el núcleo de la novela y la idea principal) sobre si es inherente al ser humano o existe independientemente de él, siendo en este caso el hombre un mero instrumento. Ya que "hace tantos siglos que la crueldad está presente que la historia de la humanidad sería la historia de la imposibilidad de la poesía después de Auschwitz y en cambio no ha sido así, porque precisamente ¿quién puede explicar Auschwitz? Pero la verdad de la experiencia vivida, la verdad acerca del mal no puede transmitirse en ningún estudio. Solo puede transmitirse por medio del arte, del artificio literario que es lo más próximo a la experiencia vivida". Por eso, y porque el dolor del protagonista es demasiado grande para poder contarlo, Adriá, el  narrador, después de la traición de Bernat, su mejor amigo, se adentra en un territorio, el de la ficción, del que no podrá salir, pasando a formar parte de una historia que no estaba previsto contar. Yo confieso es una novela monumental, que espero le compense ampliamente a Jaume Cabré los años invertidos en desarrollarla porque forma parte de los mejores libros de la década. Una delicia para los lectores.