lunes, 25 de febrero de 2013

INDIGNACION DE PHILIP ROTH

Indignación es una atroz crítica a la guerra y también a la religión. Está centrada en la guerra que comenzó el 25 de junio de 1950 cuando divisiones de Corea del Norte, armadas por los soviéticos y los chinos comunistas penetraron en Corea del Sur cruzando el paralelo 38 y se iniciaron los sufrimientos de la guerra de Corea. Tras haber sufrido fuertes bajas, las fuerzas de las Naciones Unidas encabezadas por Estados Unidos respondían con grandes contraofensivas. Es en este contexto que nuestro protagonista y narrador en primera persona, Marcus Messner, ingresa en Robert Treat, una pequeña universidad situada en el centro de Newark, bautizada en honor al fundador de la ciudad en el siglo XVII. Marcus es un alumno responsable, prudente y diligente que trabaja con ahinco para sacar sobresalientes, solo sale con las chicas "buenas" y se entrega a fondo en los debates además de ser un versátil jugador de cuadro en el equipo de beisbol. Marcus vive, en un principio, bastante satisfecho rigiéndose por las normas de los adolescentes de su barrio. El padre de Marcus es carnicero kosher y para costear sus estudios tiene que prescindir de Isaac, un cortés y tranquilo joven ortodoxo con casquete en la cabeza que había iniciado el aprendizaje como ayudante en la carnicería. Por ésto, la madre de Marcus tiene que ayudar al padre detrás del mostrador a jornada completa y sólo así pueden llegar a final de mes.
 
Philip Roth enfatiza y recalca muchos aspectos de la guerra de Corea para subrayar su poder letal como que las tropas norteamericanas nunca habían luchado en una guerra más aterradora que aquella, enfrentada a una oleada tras otra de soldados chinos que parecían inmunes a su potencia de fuego y contra los que, a menudo, tenían que luchar en trincheras con bayonetas y sus manos desnudas. Debido a ésto las bajas norteamericanas eran numerosas a lo que contribuía el gélido invierno coreano y el dominio que tenía el ejército chino en el combate cuerpo a cuerpo y la lucha nocturna.
 
Marcus quiere estudiar algo y hacerlo lo mejor posible para librarse del odioso oficio de carnicero que si él no lo remediaba heredaría de su padre y piensa como trasladarse del cuerpo de transporte -al que sería adscrito obligatoriamente- al departamento de inteligencia militar después de graduarse como primero de su promoción.
 
Sin embargo, Marcus para alejarse de su padre con el que empieza a tener problemas se adscribe y traslada a Winesburg, una pequeña universidad de humanidades en el Medio Oeste. Sin embargo, allí pronto se siente asfixiado por lo tradicional y pacata que resulta. Al ser obligatorio los servicios religiosos para poder graduarse y Marcus ser ateo y seguidor del filósofo Bertrand Russel, no le queda otro remedio para sobrellevar los servicios religiosos que evocar mentalmente una canción cuyo brioso rítmo y letra marcial había aprendido en la escuela elemental, cuando la segunda guerra mundial estaba en su apogeo y todas las semanas tenían una reunión destinada a afomentar las virtudes patrióticas en la que los niños cantaban al unísono las canciones de las Fuerzas Armadas. Ese será el comienzo de la "indignación" de Marcus por el ambiente que le rodea.
 
Phillip Roth nos narra cómo una serie de episodios y sucesos en apariencia triviales pueden llegar a ser los determinantes de una tragedia. Si Marcus no hubiera conocido a sus compañeros Flusser, Elwyn y Cloter no hubiera pasado nada. Si no se hubiera hecho amigo de Cloter no hubiera pasado nada. Si no hubiera permitido que Cloter contratara a Ziegler para que le sustituyera en los insoportables servicios religiosos, Marcus habría tenido una oportunidad a pesar del ambiente opresivo que genera la universidad de Winesburg. Pero Marcus no podía creer como un niño en una deidad que rigiese su destino y todas las circunstancias se aunan para tejer la tela de araña en la que acaba preso y sin posibilidad de salvación porque la guerra continúa.
 
Pero si bien la guerra de Corea será el detonante de la tragedia de Marcus, Philip Roth deja claro que la gazmoñería y falta de miras, así como el opresivo ambiente religioso de la universidad de Winesburg serán los detonantes del fín.
 
El autor lanza una mirada acerada al pensamiento totalitario y critica uno a uno sus componentes, los hilos envolventes que, como en el caso de Marcus, conducen muchas veces a la tragedia.