lunes, 15 de diciembre de 2014

CARTHAGE DE JOYCE CAROL OATES.

Una y otra vez compro novelas de Joyce Carol Oates y en la contraportada siempre leo "Todo un clásico sobre el que aletea el Nobel. Ojalá se lo den algún día. Me cae bien Oates. Tiene setenta y seis años y una imagen que parece sacada de un albún de fotos del grupo Bloomsbury. La imagino en el supermercado de su pueblo, comprando comida macrobiótica, escribiendo a mano y llevando a recliclar sus pilas. Se ve que es obstinada e infatigable y tiene un estilo propio muy acusado.

Las suyas son historias en las que el dolor que produce la violencia se hace fuerte en el cuerpo y la mente de los personajes para habitar allí durante largas temporadas, a veces años, mientras los efectos del golpe -una violación, una paliza, un asesinato, una cadena de malos tratos- se extienden como una mancha de aceite alrededor de la víctima, contaminando a familias enteras y ensuciando la claridad con la que en un principio distinguíamos a víctimas y verdugos. Casi nadie sale limpio de los golpes de Oates.

En esta ocasión, como en su, tal vez, más famosa novela: La Hija del Sepulturero, y como también en Mamá, Violacion, Mujer de Barro, Qué fue de los Mulvaney o Hermana mía, mi Amor, Oates escribe una novela en la que la violencia arroja a los personajes lejos de su entorno y les obliga a reconstruirse.

La hija de un ciudadano de primera, exalcalde de la localidad de Carthage, desaparece una noche, tras haber sido vista en compañía del exnovio de su hermana, un excombatiente condecorado en la guerra de Irak. En ese momento descarrila el tren de la tranquila familia Mayfield y los personajes se deslizan hacia un mundo cada vez más ajeno al escenario social de telefilm con que había arrancado la novela.

Sale a flote cuánto de feo y doloroso puede haber en la relación entre dos hermanas profundamente desiguales -la lista y la guapa- y cuánto de trágico puede haber en las heridas de la guerra. Los afectos se desintegran y aparecen otros nuevos, pero ya no están en las tranquilas calles residenciales de Carthage, sino en mundos alternativos, marginales, en los que seres que tampoco son del todo puros dan refugio a almas desubicadas y a personajes dolientes en proceso de reconstrucción.

Hay un gran manejo del suspense, y la voz que narra la historia es originalísima. Oates es una maga de la escritura, tiene un dominio magistral de los puntos de vista. A ratos se diría que escuchamos a los vecinos de Zeno Mayfield contar la tragedia de su hija, porque cuando quiere, la autora construye un narrador muy oral que subraya en cursiva palabras clave a modo de titulares, a modo de tópicos, y parece que estamos escuchando a alguien comentar lo que cuenta la radio. Otras veces es un narrador omnisciente, más clásico, quien nos transmite el escalofrío del miedo, la soledad, la impotencia, la culpa, la confusión o el abandono de los personajes y qué potencia, qué credibilidad cuando Oates deja que sea uno de ellos quien tome la palabra.

Oates es tan grande que entiendes a todos y a todo, al agresor y a la víctima; a las causas y a los efectos, pero se alarga demasiado en ciertos pasajes que ulteriormente no tienen desarrollo apenas por lo que resultan poco aprovechados.

Sin embargo, con Oates casi siempre te encuentras con una escritora que seduce y nunca desilusiona. Una excelente novela.

lunes, 1 de diciembre de 2014

MI COLOR FAVORITO ES VERTE DE PILAR EYRE

Mi Color Favorito es Verte es una novela interesante, escrita con mucho sentido del humor, y como no podía ser menos tratándose de una mujer tan inteligente y buena escritora como es Pilar Eyre con mucho oficio y  buen olfato "mercadotécnico". Se trata de una novela que a primera vista puede parecer ligera, improvisada o escrita casi sin pensar y ese es uno de sus grandes aciertos. Pilar Eyre nos presenta un texto cuyo mayor mérito es que no se nota todo el trabajo y el conocimiento técnico que desarrolla, y da una sensación de frescura como si estuviese escrito de un tirón. La autora nos demuestra que una de las mayores dificultades de la literatura es hacer que las cosas difíciles parezca que fluyen sin esfuerzo, con naturalidad, sin artificio.

Por otro lado, Pilar Eyre, dada su condición de personaje popular, habitual de algunos programas de la crónica social, ha sabido escribir una novela en la que juega con la ambigüedad, entre la realidad y la ficción. La autora opta en esta novela por poner la voz narrativa en primera persona, en su alter ego literario, en su homónima, obviamente esta decisión condicionará toda la subjetividad de la narración.

El narrador, dada la estructura dramática del texto, es omnisciente porque el relato se produce en un tiempo anterior al verdadero tiempo presente narrativo. En esta novela utilizará en muchas ocasiones la técnica de la anticipación para fidelizar la atención del lector.

Estructuralmente, Mi Color Favorito es Verte está dividida en catorce capítulos que mantienen una continuidad narrativa. Es indudable que esta novela tiene una concepción muy visual, muy cinematográfica. La autora nos va a plantear una serie de recursos que apelarán directamente a nuestros sentidos, buscando hacernos cómplices de las sensaciones que vivirá el personaje. Fundamentalmente, va a utilizar dos tipos de técnicas para acercarnos a esa "comunión" de sensaciones.

Por un lado, el uso que va a hacer de la música. Todo el texto esta lleno de canciones muy alusivas y alguna de ellas ya forma parte del patrimonio sentimental de todos nosotros. Por otro lado, la autora va a utilizar las condiciones climatológicas, estacionales en este caso, para ir marcando el devenir de la narración. Correspondiendo al verano, en un primer momento, todo lo relacionado con el enamoramiento y la pasión, el otoño con la melancolía y, en este caso, la Navidad como marco temporal del final de la novela.

Es una novela que nos provoca un fuerte sentimiento de empatía con el sufrimiento y la desazón de la protagonista pero que, sin embargo, nos hará sonrreir en muchísimos momentos. Es probable que alguien, dada la temática, pueda pensar que se trata de una novela "femenina" pero Mi Color Favorito es Verte es una novela que gustará tanto a hombres como a mujeres porque la autora nos plantea un tema universal que sobrepasa cualquier diferencia sexista.

La autora nos vuelve a mostrar una pléyade de personajes que, como es habitual en ella, cumplen a la perfección su función dentro de la narración. Eyre explorará a través de ellos todo ese universo de las relaciones personales especialmente entre mujeres que, sin duda alguna, resultan más complejas e interesantes que las de sus compañeros de otro sexo.

A pesar del sentido del humor que destila la novela, hay una lúcida reflexión sobre el paso de los años, la soledad, el desamor, en definitiva no acabar de encontrara tu lugar en la vida. Sin embargo, es una novela vital y optimista. El uso de la prosa que hace la autora será el de un lenguaje conciso y directo, con frases breves e incisivas. Este uso de la prosa va a producir un efecto muy dinámico, dotando de ritmo y agilidad a la narración. Los párrafos son cortos y nerviosos para meternos en la piel de la protagonista y en sus anhelos.

Una novela muy inteligente con un gran sentido del humor que, con toda seguridad, nos hará pasar un buen momento con su lectura. Pilar Eyre demuestra ser una escritora de talento y, sobre todo, de mucho oficio que demuestra sobradamente durante toda la novela.