viernes, 31 de octubre de 2014

EL CAMINO DE MIGUEL DELIBES

El Camino es una de las obras más importantes de Miguel Delibes. Es considerada una obra maestra de la narrativa contemporánea. La novela está ambientada en la época de la posguerra, cuando España quedó sumida en la más mísera pobreza tras finalizar la Guerra Civil y el malestar social, junto a la fuerte represión, eran una constante en todo el país.

La novela cuenta la historia de Daniel el Mochuelo, un niño que tiene que dejar su pueblo natal para mudarse a Madrid y acabar allí sus estudios. Durante la noche antes de la partida, Daniel recuerda todo lo que le ha ocurrido en ese lugar: sus amigos, sus peripecias, y descubre que su camino está en esa aldea, no en la capital; que ese pueblo es su vida y no puede dejarlo.

Bajo este argumento Delibes sabe trasladar con gran acierto al lector al mundo rural de la época, a su vida cotidiana y a sus costumbres. Evoca un tiempo cuyo encanto se advierte cuando ya se ha escapado de las manos.

Otros temas como la muerte, el amor, la amistad o la religión también son recurrentes a lo largo de la obra. Delibes realiza una crítica al excesivo afán religioso de la época (los primeros años de la posguerra) lo que se plasma a través de personajes como don José, el cura, las Guindillas, o los castigos que Sara, la Moñiga, hermana de Roque, le hacía a su hermano.

La aldea donde acontece la historia está inspirada en Molledo (Cantabria) pueblo natal de los padres de Delibes y dónde este pasó largas temporadas de su infancia. Allí vive Daniel, un niño de once años que todos conocen como el Mochelo. Este apodo se lo puso un amigo suyo, Germán el Tiñoso, ya que, según él, miraba todo como si le asustase.

La historia comienza cuando la noche antes a su partida a la capital Daniel, insomne en la cama, no puede parar de darle vueltas a la decisión de su padre, el quesero del pueblo, de que vaya a estudiar Bachillerato a Madrid al día siguiente. Es entonces cuando comienza a recordar todas las aventuras que le han sucedido a lo largo de su vida en el pueblo, sobre todo las que ha vivido con sus dos mejores amigos, Germán el Tiñoso y Roque el Moñigo. Empieza por contar la vida de Roque. Su madre murió tras nacer él y a partir de entonces fue su hermana Sara, trece años mayor, quien cuidó de él, aunque siempre le ha echado la culpa de la muerte de su madre, por lo que la relación entre ambos no es muy buena. Su padre es el herrero del pueblo y suele beber bastante mientras trabaja, con lo que se ha ganado la fama de borracho.

Según avanza la historia, Daniel habla de los habitantes del pueblo, de su vida, sus costumbres, sus historias. Por ejemplo, cuenta la historia de las Guindillas, tres hermanas que se encargaban de la tienda del pueblo hasta que cerró, poco después de que la hermana mediana muriera de una enfermedad y las otras dos discutieran debido a que la pequeña se marchó con su pareja sin estar casados. Lola, la hermana mayor como era muy religiosa fue a contárselo al cura para confesarse pensando que había pecado.

La novela está escrita en tercera persona y en pasado. Para ello Delibes utiliza un narrador omnisciente que conoce tanto los hechos pasados y futuros como los pensamientos más íntimos de los personajes. Habitualmente utiliza el estilo indirecto, aunque también cede la palabra a los personajes, pasando entonces al estilo directo. Tiene un desarrollo circular ya que empieza la noche antes de que Daniel se marche a Madrid y termina con su partida a la ciudad.

En cuanto a su estructura interna esta se desarrolla en dos partes paralelas: la última noche que pasa Daniel en el pueblo antes de marcharse y las historias y vivencias que va contando a lo largo de la obra. Externamente se podría decir que tiene introducción, nudo y desenlace. La introducción se desarrolla en el primer capítulo y transcurre durante la última noche de Daniel en el pueblo antes de su marcha. El nudo de la historia va desde el capítulo dos hasta el veinte, cuando Daniel habla del pueblo y sus habitantes. Finalmente, el desenlace se desarrolla en el último capítulo cuando se despide del pueblo y parte hacia Madrid.

En definitiva, El Camino es una novela conmovedora, nostálgica, con tintes realistas y que no en vano es considerada una de las mejores obras escritas por Miguel Delibes.

jueves, 23 de octubre de 2014

EL INTENSO CALOR DE LA LUNA DE GIOCONDA BELLI

Tras dedicarse por entero a formar una familia, dejando atrás proyectos profesionales, Emma llega a la madurez de sus cuarenta y ocho años. Sus dos hijos ya se han marchado de casa y la relación con su marido ha perdido el encanto de los primeros años. Cuando su cuerpo de mujer atractiva y sensual muestra los primeros signos de cambio, Emma se angustia y teme perder los atributos de su feminidad. En medio de una vorágine de pensamientos negativos, un hecho fortuito la lleva a entrar en contacto con una realidad ajena a la suya, donde encuentra una inesperada pasión que cuestiona su apacible rutina y le descubre el gozo, la sexualidad y las posibilidades de realización en esta nueva etapa de su vida. Emma es, por tanto, un personaje flaubertiano que se rebela contra el papel que impone la sociedad a la mujer madura. Gioconda Belli explora la identidad femenina pasada la juventud, cuando la mujer debe ir más allá de los mitos que centran su valor en la belleza juvenil y la fertilidad, para descubrir un nuevo erotismo y el poder de ser ella misma.

Emma descubre que le llega la hora de ser más mujer, de ser sólo mujer, enteramente mujer, de vivir para sí misma y darse cuenta de que su poder no reside en bailar la danza del apareamiento, ni en tener las plumas más vistosas. Su capital, su mina de diamantes es el amor. Lo que las mujeres poseen en abundancia es una innata capacidad de dar y recibir amor. Practicar eso es lo que da poder a las mujeres porque los hombres necesitan ese intercambio.

Sin embargo, ellos han puesto los términos de quiénes deben  beneficiarse y en qué marco debe realizarse ese amor. La mujer que ocupa ese poder para sí misma es sospechosa, porque el amor aceptado, requerido de la mujer es el amor de la autonegación, del sacrificio, el amor que cede y no pide nada para sí. Por muchos avances que haya habido en el campo del trabajo, el campo del amor interpersonal sigue siendo regido por esos patrones. Unas veces el patrón es más flexible, más sofisticado, pero amar demasiado es una tendencia femenina. Por muy fuerte que sea la mujer se  le cuela la disposición a ponerse en segundo plano. 

Nos han condicionado para que el amor se comporte como debilidad, no como fuerza. La menopausia transforma las condiciones del amor. Una se vuelve más selectiva una vez que cesa el imperativo de la reproducción y eso le plantea al hombre un intercambio diferente, menos sumiso, más exigente.

En el Intenso Calor de la Luna Gioconda Belli también explora las diferentes clases sociales. Emma pertenece a la burguesía, Ernesto, su amante, al proletariado. Pero la igualdad es un mito. Siempre había unos que eran más iguales que otros. El fin de las revoluciones era acabar con el proletariado. Se hacía la revolución para que el proletariado se apropiara de lo que poseía la burguesía, no para hacer apología de la pobreza. Llegados al poder muchos no tenían empacho en aprovecharse, repetir el ciclo y justificarlo con otro discurso.

Ernesto recuerda acudir a las plazas y las torres que armaban los adolescentes subiéndose unos sobre otros, la algarabía y alegría, la pasión de los discursos, pero no olvida la desesperación en el barrio cuando mataban a los muchachos y llegaban los ataúdes y había que ir a los velatorios. En el recuerdo surgen imágenes del recorrido: las ventas desabastecidas, mujeres de luto, las velas en las noches de largos apagones, la desilusión creciente de su madre lamentado que le tocara vivir de nuevo lo mismo que pensó no sucedería más, lo que juraron no se repetiría una vez que triunfara la revolución.