viernes, 6 de junio de 2014

LUCIA, LUCIA DE ADRIANA TRIGIANI.

Lucía, Lucía es una atractiva historia pero Adriana Trigiani no ha sido capaz de desarrollarla suficientemente por lo que queda bastante limitada. Sin embargo, comienza con una buena estrategia narrativa: la de partir del presente para a partir de ahí relatar el pasado en primera persona. La novela adolece de defectos narrativos evidentes que restan brillantez a la narración y hacen que resulte anodina. Se echa de menos una mayor versatilidad en el lenguaje y un rítmo más fluido.

La historia comienza con la aparición de Kit Zanetti, una aspirante a dramaturga que ocupa un apartamento en un viejo edificio del East Village, dónde las reparaciones siempre son a medias y siempre quedan sin realizarse del todo. Allí vive también Lucía, una mujer de setenta y ocho años que es tía del propietario del edificio. Una tarde Lucía invita a Kit a tomar el té a su apartamento y allí le cuenta la historia de su vida. La narración vuelve así al pasado que será relatado como tiempo presente y en primera persona.

Nueva York, decada de los cincuenta. Lucía Sartori tiene veinticinco años, es hija de un próspero inmigrante italiano y vive en el corazón de Greenwich Village. La joven parece tenerlo todo: un buen trabajo como modista especializada en los prestigiosos almacenes Altman y Co. de la Quinta Avenida, una familia que la quiere, unos amigos con los que comparte buenos ratos y un prometido. Lucía disfruta de las reuniones familiares, las salidas con las amigas, las charlas con su jefe el diseñador Delmarr, las fiestas de barrio en Litle Italy y las noches de jazz en el hotel Carlyle. Sin embargo, el tiempo pasa, la presión social que espera de ella matrimonio e hijos aumenta y Lucía se ve ante el dilema de casarse, lo que supondría ejercer exclusivamente de esposa y madre o continuar con su trabajo y sus sueños.

Para escándalo de muchos elegirá su independencia y aunque la ruptura de las convenciones sociales deje, inevitablemente, secuelas saldrá adelante hasta que conoce a un hombre joven y misterioso con el que se promete en contra de la opinión de su padre. Sin embargo, la familia cede y se organiza una gran boda que tendrá para Lucía un desenlace funesto.

Pese a todos sus defectos narrativos es un relato agradable y  está bien presentada en la novela el modo de vida de los inmigrantes italianos de Greenwich Village en los años cincuenta, sus costumbres, cultura y aspiraciones así como la diferencia de vida entre Italia y América y sobre todo el mundo de la alta costura en ese tiempo. 

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