Daniel Sánchez Arévalo, autor finalista al Premio Planeta 2015 por su libro La Isla de Alice es director, guionista y productor. Empezó en el mundo del guión pero pronto se pasó al cortometraje con títulos como Gol! (2002), Express (2003) o Profilasis (2003). En 2006 dirigió su primer largo Azuloscurocasinegro con el que ganó tres Goya. Después vendrían Gordos (2009), que tuvo ocho nominaciones en los Goya, Primos (2010) y La Gran Familia Española (2012).
La Isla de Alice se presenta como un trabajo que oscila entre el thriller y el viaje emocional, una historia de superación que se convierte en un relato de personajes caracterizado por una gran peripecia. Según el autor éste era un proyecto de escritura que le había llevado seis años y que le había permitido liberar muchos de sus demonios. Según él el premio era una especie de bienvenida al mundo literario.
Intimista, divertido y dramático, como en muchas de sus películas, el autor hace a través de una protagonista femenina como Alice, un retrato fiel de la sociedad americana.
"Había hecho todo lo contrario de lo que hay que hacer en una circunstancia semejante. Cuando caes al mar sin nada a la que aferrarte. Hay que tumbarse boca arriba y flotar, sin malgastar energía. Y yo había estado chapoteando en el agua, desesperada por mantenerme a flote, y me había quedado sin fuerzas. Mi cuerpo empieza a a pesar demasiado".
La novela está narrada en primera persona por una protagonista llena de matices, irreverente consigo misma, valiente pero también asustadiza, dispuesta a todo por descubrir la verdad y al mismo tiempo temerosa por descubrirla.
Cuando Chris muere en un accidente de coche sospechosamente lejos de dónde debería estar, la vida de su mujer, Alice, con una niña de seis años y otra en camino, se desmorona. Obsesionada por saber de dónde venía su marido, comienza una persecución de sus movimientos a través de las cámaras de vigilancia de los lugares por los que pasó, Así llega a Robin Island, una isla de la que nunca había oído hablar. Decide seguir adelante y averiguar por qué y para qué viajaba su esposo a esa isla perdida.
A pesar de tener miedo de descubrir unos hechos que pueden hacerle mucho daño, Alice decide lanzarse a una búsqueda que conllevará muchos cambios. Iniciará una labor detectivesca que va a implicar a un gran número de habitantes de la isla. Utilizando todo tipo de artimañas se entregará a cuidar de sus hijas y a descubrir el misterio que oculta la isla.
"Allí estaban todos juntos arracimados. Todas las piezas revueltas del mapa de mi tesoro. ¿Qué serían trescientas, cuatrocientas vidas por descifrar?"
Poco a poco y en su afán por descubrir el secreto de Chris, Alice empieza a controlar a los pocos habitantes de aquel paradisíaco espacio, y sin quererlo se convierte en su guardián. Es el vigía que se preocupa por sus vigilados e incluso los salva de sí mismos en más de una ocasión.
Porque Alice va conociendo todos los secretos de sus vecinos, desde las peleas maritales hasta el alcoholismo. Lo que comienza siendo una historia de intriga acaba convirtiéndose en una historia de amor o de amores, porque hay amor de muchas clases entre estas páginas.
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