lunes, 25 de mayo de 2015

LA SANCIÓN DEL LOO DE TREVANIAN

Trevanian es el seudónimo del escritor norteamericano Rodney Whitaker, (Grandville, Nueva York, 1901) Un veterano de la guerra de Corea que estudió Comunicación y se convirtió en profesor universitario de cine. Su postura crítica hacia su país le llevó a vivir entre el País Vasco francés e Inglaterra dónde murió en diciembre de 2005. Sin duda el nombre de este no demasiado prolífico escritor estará vinculado, de un modo original y ciertamente brillante, al género del thriller de espionaje.

Durante muchos años Whitaker mantuvo en secreto su identidad mientras sus novelas alcanzaban el éxito internacional. Se dijo que era un científico, un diplomático retirado e incluso se llegó a rumorear que detrás de Trevanian estaba el propio Robert Ludlum, autor de la conocida saga de Bourne (algo que parece inconcebible comparando los estilos de ambos autores). Por añadir otro hecho anecdótico a la leyenda de este ilustre seudónimo, hoy bastante desconocido, se decía que muchas descripciones de sus libros fueron censuradas por su alto nivel de realismo, sobre todo aquellas realacionadas con robos de obras de arte.

Las dos primeras obras de Trevanian fueron dos electrizantes thrillers protagonizados por Jonathan Hemlock, un reputado profesor de arte en público y un brillante asesino a sueldo de los servicios secretos americanos en la sombra. La Sanción del Eiger fue la primera y fue llevada al cine por Clint Eastwood en 1975, que dirigió la película e interpretó a Hemlock; en la misma participó como guionista el propio Trevanian pero no debió quedar contento con el resultado final pues siempre calificó el filme como insulso.

La segunda novela del autor fue la Sanción de Loo, libro que nos ocupa aquí. Hemlock retirado de su actividad secreta vive en Londres dónde se dedica a dar conferencias sobre arte y vive de su reputación como cazador de falsificaciones. Pero la tranquilidad no durará mucho, pues una sección secreta del servicio secreto británico encargada de asesinatos selectivos conocida como el Loo, le fuerza a recuperar unas escandalosas cintas que podrían hundir al gobierno inglés.

Si algo no se puede decir de las novelas de Trevanian es que no tengan fuerza y tensión; el suspense está asegurado y la ración de acción y violencia seca y descarnada están sabiamente dosificadas. Sus descripciones, su estilo irónico, cercano al de la novela negra, y su visión políticamente incorrecta del mundo de la política, el arte y el espionaje, le convierten en un autor único en el género.

Lo políticamente incorrecto está presente en esta historia dónde los servicios secretos británicos extorsionan a sus futuros agentes para que les obedezcan y tienen un depósito de cadáveres listos para ser usados según la necesidad. El propio nombre de la sección de Loo, por cierto, una sección dirigida por un sacerdote, ya dice mucho: loo es una palabra coloquial para designar al water y según explican los protagonistas, su nombre viene de que su ubicación estaba al lado del cuarto de baño.

Y para terminar con la lista, y sin querer desvelar mucho de la trama, la mejor manera de desestabilizar al gobierno la encontramos no en grandes conspiraciones ni atentados, sino en el interior de un exótico burdel de lujo. Mención aparte el personaje de Hemlock. Un personaje con la fascinación sofisticada del mejor James Bond de Ian Fleming, pero con unos métodos brutales más parecidos a los de Tony Soprano que a los del espía más famoso al servicio de Su Majestad. Y no es el único personaje interesante del libro, pues la gran mayoría de los secundarios son una buena galería de personajes tremendamente excéntricos que acaban incorporándose a la trama con toda normalidad.

Es, por tanto, esta La Sanción de Loo un thriller trepidante dónde encontramos las habituales dosis de acción e intriga del género, muy dignamente escrito y además nos premia, algo poco habitual en el género, con una visión siniestra y poco complaciente del mundo.

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