jueves, 3 de diciembre de 2015

LAS TRIBULACIONES DEL ESTUDIANTE TÖRLESS DE ROBERT MUSIL

Las Tribulaciones del Estudiante Törless se enmarca en un género tan clásico como es el de las novelas de aprendizaje, aunque las diferencias con éstas sean, precisamente, las que dotan al libro de un aire específico muy interesante. Robert Musil escribió esta obra a principios de siglo, en 1906, quizá desgranando sus propios recuerdos tras el paso por una academia militar en su juventud.

La novela nos presenta al joven Törless, hijo de una familia acomodada que estudia en un instituto para jóvenes adinerados. Rodeado por muchachos despreocupados y ociosos, el protagonista sufre una hipersensibilidad, fruto de su carácter sentimental y abstraído, lo cual provoca que sus relaciones con su círculo más íntimo (compuesto por los chicos más rebeldes y carismáticos) sean complicadas. El abuso que sus dos compañeros más cercanos Beineberg y Reiting, ejercen sobre Basini, otro alumno al que descubren robando dinero, es la prueba definitiva para que Törless de rienda suelta a sus emociones más reprimidas e incomprensibles. 

La atracción por Basini (en un principio muy abstracta, después sensual, y, al final, puramente intelectual) le sume en un pozo de perplejidad: el conocimiento que tiene del mundo se ve socavado por los comportamientos que observa a su alrededor, y que juzga como carentes de lógica. La turbación a la que se ve sometido le lleva a una nueva toma de posición respecto al mundo, haciendo así que el joven experimente un proceso de madurez bastante acelerado. El narrador lo describe así:

"Sí, existen pensamientos muertos y pensamientos vivos. El pensamiento que se mueve en la superficie alumbrada por los rayos del sol, que siempre puede referirse al hilo de la causalidad, no tiene por qué estar vivo. Un pensamiento que quizá ya había atravesado nuestro cerebro hace mucho tiempo solo cobra vida en el momento en que se le suma algo que ya no es pensamiento, que ya no es lógico, de modo que sentimos su verdad más allá de toda justificación".

Como puede observarse en este pasaje, la prosa de Musil no es en absoluto sencilla o directa. De hecho, Las Tribulaciones del Estudiante Törless es una obra muy psicológica, al estilo de la trilogía de Los Sonámbulos de Hermann Broch. El narrador de la novela es reflexivo, y sus percepciones discurren mucho más allá de los límites del pensamiento del protagonista o de los otros personajes.

La entrada en la madurez del joven Törless es dolorosa y carente de racionalidad: su asunción del sufrimiento como hecho adulto no le convierte en alguien mejor, sino distinto. No hay crecimiento en un sentido moral, ya que su visión del mundo continúa estando llena de perplejidad; se siente diferente, mayor, pero su comprensión de este acontecimiento es confusa y los pasos que ha debido dar hasta alcanzar ese nivel no le han servido para afrontar mejor la vida que sobrevendrá. 

Törless ha experimentado una madurez psicológica (en tanto que reflexiona sobre los sucesos que acontecen en el instituto) que, paradójicamente, no le conduce hacia un autoconocimiento más profundo, sino hacia una incertidumbre total acerca de todo lo que le rodea. Quizá el gran acierto de Musil sea plasmar esa contradicción tan frecuente mediante una historia oscura y unos personajes alejados de estereotipos, aunque su estilo convierta la lectura en un periplo bastante arduo.

El narrador no hace concesión alguna a la claridad y se esfuerza por plasmar en palabras la aridez de unos sentimientos que no por habituales son menos complejos, por lo que hay pasajes que pueden ser muy enrevesados.

Pese a este detalle, es un ejercicio intenso el acercarse a esta obra tan llena de matices. Un trabajo, por cierto, que resulta mucho más placentero dado el esmero que ha puesto el autor en la prosa estilizada y rica de la novela.

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